Se aprende en todas partes. ¡Aprovecha!
Escrito por Alba Revenga   
Viernes, 01 de Abril de 2011 07:43

altTodo padre o madre responsable desea lo mejor para sus hijos y actúa  de manera correspondiente para facilitar esa meta.

Un aspecto importantísimo para obtener ese objetivo es el tipo de educación que “reciba” el niño: los elementos  que son el caldo de cultivo para que florezcan las aptitudes que facilitarán la aceptación en un medio social, que proporcionaran herramientas para que ese niño llegue a ser un individuo autosuficiente, capaz y con un alto grado de autoestima.

Pero a veces los padres se sienten desorientados, quisieran poder apoyar el proceso de aprendizaje de los muchachos pero el panorama es demasiado extenso…Y se preguntan: ¿Qué es lo primordial? ¿Con el poco tiempo que tengo entre mi trabajo en la calle y las mil actividades relacionadas con  el mantenimientos de la casa, la alimentación de la familia y la prevención de situaciones que implican peligro para los niños o amenazan el estilo de vida deseado, cómo apoyo a la escuela, cómo logro darle ese “algo más” a mi hijo para que vuele solo?

El todo es mucho más que la suma de escuela y televisión

Yo creo firmemente que la participación e interés del grupo familiar en las actividades de los hijos hace una increíble diferencia. Tengo una buena amiga, orgullosa hoy en día, pues su hija ha resultado una excelente alumna en toda situación de aprendizaje formal en la cual ha sido evaluada. Es una niña que goza leyendo, experimentando y ayudando a los demás. Se preguntaban, esa amiga y su esposo, ¿Cómo habrá “salido” así? Y se olvidan que desde que la niña gateaba y a través de toda su infancia, estaban a su lado, observando el proceso, motivando, aupando, ofreciendo nuevos retos, estudiando ellos mismos para ayudar en las investigaciones que proponía una u otra maestra…y facilitaron libros, música, programas de televisión cuidadosamente filtrados y aunque no habían “clases especiales” pues no había el dinero extra, ellos armaban situaciones que retaban a la niña a encontrar repuestas por si sola. Es decir, ellos fueron artífices del resultado, sin ser maestros, sin ser psicólogos ni educadores. Sencillamente por tener un enorme interés en el proceso de evolución de su hija y quererla entrañablemente.

Un esquema de guía para orientar las prioridades del uso del tiempo disponible de mamás, papás, hermanos mayores, abuelas y abuelos (las abuelas y abuelos son buenísimos como motores de autoestima y generadores del sentido de seguridad de los niños), puede ser el siguiente:

Ojo con su salud y su alimentación

El niño bien alimentado y  saludable es el aprendiz ideal. Buenos hábitos de alimentación (rica en nutrientes y no cargada de azúcares y calorías “vacías”) y horas de ejercicio físico, sea en juegos o programado como actividad, son esenciales. Una madre debe asumir esa supervisión como una de sus tareas primordiales. Por eso horroriza el saber que hay niños nuestros –de una Venezuela rica como ninguna– subalimentados debido a la pobreza o la falta de recursos. Ya, sólo con eso, le estamos cerrando las puertas a un proceso “normal” de aprendizaje.


Que la casa sea “guarimba”

Es primordial crear un ambiente seguro en la casa…y si se pudiera, en la calle contigua o la comunidad cercana.  El niño debe estar y sentirse seguro. Un ambiente sano, abierto a la discusión de las ideas pero informativo respecto a las anomalías que puedan existir en el medio inmediato. Un ambiente pleno de recursos y facilidades.

De nuevo, si un niño tiene que –desde la más temprana edad– estar defendiéndose de agresiones familiares y externas, si su hogar es una sarta de amenazas constantes que ni comprende ni puede controlar, ¿cómo vamos a pretender que su atención esté centrada en contenidos que nada tienen que ver con su situación real? ¿Cómo pretender que un niño continuamente a la defensiva, baje la guardia para dejarse guiar en el mundo de la racionalidad?

Empaparse de contenidos básicos

Lo que pretende la educación formal es guiar al niño para que desarrolle habilidades hiper-necesarias, sobre todo el manejo del lenguaje…ese leer y escribir que le abrirá el mundo, en la comprensión de los números y su utilización, en las habilidades vitales conexas mayormente al conocimiento científico y tecnológico de lo que lo rodea.

¡Imagínense lo que pueden inventar los padres  ( y repito, los abuelos) para hacer germinar la curiosidad en esos campos! La lectura acompañada, el juego del lenguaje recién descubierto, la aplicación de la matemática básica y el razonamiento numérico en cualquier actividad, el descubrimiento de la naturaleza a través de la observación… ¡se puede encontrar tantas ocasiones para enriquecer las oportunidades de aprendizaje!  Y me refiero no solo a pre-escolares, es válida la observación para cualquier etapa de la vida escolar.

Una de las ideas más felices ha sido la de educar a madres y padres para que gocen la escolaridad de los hijos. Yo me he encontrado a niños pacientemente explicándole algo a sus padres, y a un niño y su  madre buscando información en Internet y en las bibliotecas escolares para comprender un planteamiento visto en una serie de televisión sobre la naturaleza. Es una aventura en conjunto, divina, en donde ambos son aprendices.

Cada instante de un niño es una ocasión de aprendizaje. Como han dicho siempre las maestras…”los niños son unas esponjas”. Pues aprovecha, y constantemente riégalos con agua clara.



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