Vamos al cine: Invictus
Escrito por Mercedes Pulido   
Jueves, 18 de Febrero de 2010 07:52

altSud Africa sede del Mundial de fútbol 2010. Hace dos décadas era sede del aberrante apartheid, en donde la población local no tenía carta de ciudadanía, sino simplemente se les consideraba transeúntes en guetos cercenados de todo futuro. Hoy está en el concierto de naciones que construyen convivencia y democracia. El excelente testimonial que recoge la película "Invictus" nos despierta un mundo de alternativas y complejidades, especialmente en nuestros tiempos de escepticismo.

Mandela el hombre de la entereza moral logra convocar el pasado y el presente, para hacer futuro. Después de 27 años como prisionero político, preservo su estado emocional e intelectual estudiando Derecho en la Universidad a distancia de Londres, sin aceptar ninguna condicionante que le diera libertad. Renunció a la lucha armada el día de su liberación "como acción puramente defensiva frente a la violencia del apartheid". La transición fue ardua y conjuntamente con Klerk consensuaron los términos de la Constitución provisional, las elecciones pluralistas y el gobierno de coalición que debía surgir de ellas. Ya presidente, reconociendo el pasado y en aras de la unidad y la reparación histórica convoco La Comisión de la Verdad en manos del Arzobispo Tutu, en donde se admitió que a pesar de ser una "guerra justa y una lucha heroica" contra el apartheid el movimiento había cometido graves violaciones a los Derechos Humanos, así como la responsabilidad del apartheid en su arbitrariedad, y a pesar de las opiniones diferentes con vicepresidente Klerk , no hubo conflicto en mantener las diferencias. La "autoritas" de su fuerza moral es el eje de la transición. Fascinante el mantener tanto las insignias como el orgullo del equipo de rugby, que solo tenía un jugador de color y convertirlos en campeones de la nueva era. øCómo exigir amabilidad y reconocimiento con las nuevas policías interraciales que hasta hace poco eran sus enemigos? En Nueva York recibí intempestivamente en la ONU la visita de Mandela venia interesado en el programa que adelantaba Beatriz de Capdevielle, como resultado de las experiencias de Luis Alberto Machado y suavemente me afirmo: "Hay que afrontar las heridas, reconocer el dolor de nuestra historia, solo si las nuevas generaciones la conocen pueden ser las primeras negociadoras del futuro y esa es el arma de la educación" Beatriz se traslado a Sur Africa durante algunos años y se inserto en la estrategia de la reconciliación.

La entereza de nuestros "comisarios", la fuerza de la integridad de la jueza María de Lourdes Afiuni, la lucha cotidiana de Franklin Brito y su familia, las convicciones y compromiso de estudiantes y periodistas es el ethos testimonial y simbólico de la "autoritas" moral que abrirá los camino a la reconciliación de nuestra convivencia. En "Invictus" no hay espacio para la desesperanza y mucho menos para la frustración anticipada.


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