El islam versus Occidente
Escrito por Ángel Rafael Lombardi Boscán | X: @lombardiboscan   
Martes, 24 de Noviembre de 2015 01:15

EL ISLAM VS OCCIDENTE
París pasó de ser una fiesta (Ernest Hemingway) a un cementerio lúgubre con la Torre Eiffel sin destellos y unos sobrevivientes que solo mascullan el miedo. 50% de las reservaciones turísticas en los hoteles parisinos ya fueron canceladas. Y es que el enemigo es invisible porque se mimetiza entre todos los ciudadanos de París, Londres, Roma, Berlín, Madrid, Moscú y Washington. Y nadie sabe, ni siquiera las muy eficaces policías, cuando volverá atacar sobre civiles desarmados e inermes. "La seguridad está por encima de la estabilidad" dicen hoy los lideres franceses heridos en su orgullo propio, y al igual que hizo Bush luego del atentado de las Torres Gemelas (2001), se saldrá a combatir molinos de vientos. La policía y ejércitos atentarán contra las libertades fundamentales de la ciudadanía. Se redoblarán las escuchas telefónicas y el Internet será más intervenido aún. Los aeropuertos se convertirán en zonas de guerra y en nombre de la paz levantaremos monumentos funerarios.
14 siglos bajo el desencuentro y la animadversión mutua. Siglo VII y VIII el Islam nace y se expande de una forma vertiginosa por el norte de África, la península Ibérica, Oriente Próximo y Oriente Medio, Persia y norte de la India. El cristianismo quedó aislado por el Sur ante un “Mediterráneo Musulmán” (Henri Pirenne), prácticamente inaccesible. Solos los genoveses y venecianos en tratos con el “infiel” procuran sortear esa alcabala. Romper el cerco significó la empresa de las Cruzadas a partir del siglo XI. Saladino y otros jefes musulmanes derrotaron inapelablemente a las huestes papales. Los turcos otomanos, musulmanes también, vencieron a Bizancio y sometieron a los Balcanes así como todo el Norte de África. Constantinopla cae en el año 1453 y Viena es asediada en 1529. Europa es una zona periférica del Oriente. Mientras Europa vive de las pestes y hambrunas en la Edad Media la ciencia, los sistemas de riego y la arquitectura florecen en el mundo islámico. Bastaría visitar hoy Córdoba y Estambul para rendirnos a la magnificencia del legado islámico en su mayor apogeo.
1492 no sólo es el “descubrimiento” de América sino la expulsión de los moros en Granada. Occidente contraataca, el Islam, se repliega. La modernidad, el renacimiento, la ilustración, la revolución científica y el capitalismo permiten del despegue de Europa y la hacen colonialista e imperialista desde el siglo XV hasta la actualidad. El Islam cede y se amuga. El estancamiento y la decadencia histórica de la cultura y religión musulmana incuban su resentimiento militante alimentado por las afrentas occidentales y la incapacidad del Islam en repelerlas, hasta descubrir las técnicas eficaces del terrorismo bajo el liderazgo de los sectores más extremistas y fanáticos.
“El problema subyacente para Occidente no es el fundamentalismo islámico. Es el islam, una civilización diferente cuya gente está convencida de la superioridad de su cultura y está obsesionada con la inferioridad de su poder. El problema para el islam no es la CIA o el Ministerio de Defensa de los E.E.U.U. Es Occidente, una civilización diferente cuya gente está convencida de la universalidad de su cultura y cree que su poder superior, aunque en decadencia, les impone la obligación de extender esta cultura por todo el mundo. Estos son los ingredientes básicos que alimentan el conflicto entre el Islam y Occidente”. pág. 259-260 (Samuel Huntington en “El Choque de Civilizaciones, 1996).
ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
@lombardiboscan

altParís pasó de ser una fiesta (Ernest Hemingway) a un cementerio lúgubre con la Torre Eiffel sin destellos y unos sobrevivientes que solo mascullan el miedo.

50% de las reservaciones turísticas en los hoteles parisinos ya fueron canceladas. Y es que el enemigo es invisible porque se mimetiza entre todos los ciudadanos de París, Londres, Roma, Berlín, Madrid, Moscú y Washington. Y nadie sabe, ni siquiera las muy eficaces policías, cuando volverá atacar sobre civiles desarmados e inermes. "La seguridad está por encima de la estabilidad" dicen hoy los lideres franceses heridos en su orgullo propio, y al igual que hizo Bush luego del atentado de las Torres Gemelas (2001), se saldrá a combatir molinos de vientos. La policía y ejércitos atentarán contra las libertades fundamentales de la ciudadanía. Se redoblarán las escuchas telefónicas y el Internet será más intervenido aún. Los aeropuertos se convertirán en zonas de guerra y en nombre de la paz levantaremos monumentos funerarios. 

14 siglos bajo el desencuentro y la animadversión mutua. Siglo VII y VIII el Islam nace y se expande de una forma vertiginosa por el norte de África, la península Ibérica, Oriente Próximo y Oriente Medio, Persia y norte de la India. El cristianismo quedó aislado por el Sur ante un “Mediterráneo Musulmán” (Henri Pirenne), prácticamente inaccesible. Solos los genoveses y venecianos en tratos con el “infiel” procuran sortear esa alcabala. Romper el cerco significó la empresa de las Cruzadas a partir del siglo XI. Saladino y otros jefes musulmanes derrotaron inapelablemente a las huestes papales. Los turcos otomanos, musulmanes también, vencieron a Bizancio y sometieron a los Balcanes así como todo el Norte de África. Constantinopla cae en el año 1453 y Viena es asediada en 1529. Europa es una zona periférica del Oriente. Mientras Europa vive de las pestes y hambrunas en la Edad Media la ciencia, los sistemas de riego y la arquitectura florecen en el mundo islámico. Bastaría visitar hoy Córdoba y Estambul para rendirnos a la magnificencia del legado islámico en su mayor apogeo. 

1492 no sólo es el “descubrimiento” de América sino la expulsión de los moros en Granada. Occidente contraataca, el Islam, se repliega. La modernidad, el renacimiento, la ilustración, la revolución científica y el capitalismo permiten del despegue de Europa y la hacen colonialista e imperialista desde el siglo XV hasta la actualidad. El Islam cede y se amuga. El estancamiento y la decadencia histórica de la cultura y religión musulmana incuban su resentimiento militante alimentado por las afrentas occidentales y la incapacidad del Islam en repelerlas, hasta descubrir las técnicas eficaces del terrorismo bajo el liderazgo de los sectores más extremistas y fanáticos. 

 “El problema subyacente para Occidente no es el fundamentalismo islámico. Es el islam, una civilización diferente cuya gente está convencida de la superioridad de su cultura y está obsesionada con la inferioridad de su poder. El problema para el islam no es la CIA o el Ministerio de Defensa de los E.E.U.U. Es Occidente, una civilización diferente cuya gente está convencida de la universalidad de su cultura y cree que su poder superior, aunque en decadencia, les impone la obligación de extender esta cultura por todo el mundo. Estos son los ingredientes básicos que alimentan el conflicto entre el Islam y Occidente”. pág. 259-260 (Samuel Huntington en “El Choque de Civilizaciones, 1996).

@lombardiboscan







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