Estas semanas de junio  recuerdo con especial nostalgia a mi padre ausente. Y aquella famosa frase de él, cada vez que recordaba a su padre, mi abuelo Luis.  “Como decía mi papá”, expresión que siempre acuñaba para honrar a su viejo y sus lecciones de vida.   En mis tiempos de adolescente, esa expresión me parecía hueca y repetitiva – mi padre no se cansaba de decirla – y solo con el tiempo he aprendido el inmenso y profundo significado humano y espiritual,  a tal punto que ahora yo siempre me encuentro diciendo o pensando como él, su oración preferida.  “Como decía  mi papá. ”

Y es que el padre es como una gran maestro. Cada uno con su estilo y en diversas aulas de clase, pero para todas las asignaturas de la vida. El mío era ceremonioso, estricto, apegado a profundos principios religiosos y morales, siempre veía mas allá de las circunstancias. Desapegado de todas las cosas materiales,  su abnegación era el bienestar de absolutamente toda la familia. No tenia hora ni calendario para atendernos y era,  en el mas amplio sentido de la palabra “el abogado” de la familia porque no había situación por insignificante que fuese, al que no le dedicara largas horas de atención hasta que tuviera una solución favorable. “Pablo para mi,  era como un padre”, he escuchado decir a mucha gente, para mi agradable sorpresa.

Recuerdo y aun aprendo de mi padre,  en mi trabajo de abogado. Lo recuerdo en la crianza que debo dar a mis hijos. Lo invoco para ofrecerle la sana protección a mi madre y a mis hermanas y hermanos. Lo recuerdo cuando me corresponde manejar situaciones conflictivas en los ámbitos sociales, políticos, económicos y familiares.   Frente a todas esas múltiples situaciones  que he heredado como su hijo mayor, me tomo un momento para la reflexión e indagar en el fondo de mi corazón como pensaría o actuaría mi padre. Y allí, en el silencio de la sabiduría heredada,  siempre sale una luz, una orientación, un camino a seguir.

 Este próximo Domingo que celebraremos el día del padre, tendré  la profunda convicción y alegría que siempre lo tendré a mi lado y no me queda otra cosa que agradecer  a Dios por la infinita gracia que significó su presencia entre nosotros y por haber aprendido el contenido trascendente de su oración preferida. ”…Como decía mi papá. ”