Se acabó la paz del país. Regresó el comandante presidente a las pantallas. Me  pueden jurar que no, pero detrás de esta ausencia hubo más que una rodilla “esfaratada”.
Chávez regresó para anunciarnos que solicitará más dinero, más endeudamiento. No me sorprende saber que se gastó el que le dimos antes. Todavía nos debe las explicaciones de ese, pero quiere más.  La deuda crece sin parar y Chávez sigue malbaratando el dinero, sin un plan concreto, sin un presupuesto creíble y sin dirección y control. Este país va derechito a un “default” si no terminamos de ponerle control a la manera como este irresponsable presidente maneja el dinero.

El dinero en manos de Chávez no produce resultados. No produce viviendas, no levanta hospitales, no compra empresas productivas y no nos conduce a una mejora de la calidad de vida de los venezolanos. Una parte se los llevan otros países, otra se desaparece en la ineficiencia de un gobierno incapaz de gerenciar recursos, la otra se dilapida en actividades políticas destinadas a mantenerse gobernando por siempre. ¿Quieren una muestra de mala gerencia?: El Metro, la energía eléctrica, los Barrio Adentro cerrados, las compañías en Guayana, las carreteras, Los Hospitales, las fabricas de automóviles iraníes, las de tractores, las de bicicletas, las de celulares y las de computadoras. Mejor no sigo.

Habla sin parar del imperio malvado, de la agresión que ha recibido Venezuela desde el imperio a quien nomina como  el criminal más grande de la historia. Despotrica de los  doscientos años de dominación imperial, para terminar diciendo que le ha dado una respuesta política dura y que se reserva más acciones. Amenazas difusas y pataleos de ahogado. Escucharlo a él y a Ramirez amenazando al imperio, produce pena ajena. Verdugo no pide clemencia. Chávez seguirá estirando la mano para recibir el dinero imperial.
Estamos muy cerca de recibir el fallo de las cortes internacionales que obligarán a Venezuela a resarcir a las petroleras que fueron “expropiadas” y entonces también argumentará que eso es una agresión del imperio. Chávez ha querido actuar por fuera de nuestras fronteras, de la misma manera que lo hace adentro. No es lo mismo quitarle un estacionamiento a un viejito español, que anular unilateralmente los contratos de operación a una transnacional del petróleo. Las consecuencias de las acciones desmedidas, las pagaremos nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos.

Un país no puede manejarse como una manada de bueyes. Un país se maneja con cifras, con adecuada métrica, para soportar decisiones maduras y pensadas dentro de un plan de largo plazo. Un  país no puede manejarse a punta de anécdotas, de cuentos, de percepciones, de acciones revanchistas y usando amigos incondicionales para que rían sus gracias.
Este país necesita un plan que mejore lo que veinte personas hacen en la mesa dónde Chávez cuenta sus cuentos. Regrésenlo a su reposo.

@pereiralibre