Misión ilusiones
Escrito por Ing. Rafael Diaz Casanova   
Viernes, 13 de Mayo de 2011 07:18

altEn el país donde una vida se puede negociar por un teléfono inteligente o por una prótesis dental, el régimen que nos acogota y destruye todo el país acomete

un procedimiento de engaños que pretende negociar votos por ilusiones. Lo llaman Misión Vivienda.

El sistema es realmente inicuo y nos demuestra la poca estima que le tiene el dictador a sus seguidores. Se aprovecha tanto de su ignorancia como de sus esperanzas, que una vez más, se verán frustradas.

Para lograr votos en las elecciones de diciembre de 2012, es decir, dentro de año y medio, está repartiendo "certificados" que prometen la entrega de viviendas dentro de los próximos siete años. Burla, desprecio, ignorancia y bajezas. El único objetivo del dictador es el de mantener el poder.

Más no queremos referirnos a esta barbaridad, solo queremos analizar la mentirosa oferta de dos millones de viviendas que ofrece construir el Gobierno en los próximos siete años.

La primera aseveración que queremos hacer, es que ningún gobierno construye vivienda alguna.

No conocemos que dentro de las organizaciones gubernamentales existan los recursos humanos y organizativos que puedan construir nada.

Todas las experiencias, nacionales o foráneas, que hablan de construcción de viviendas, cuando se dice que son públicas, se refiere a que una oficina gubernamental contrata con una empresa privada la construcción de un grupo de casas o edificios residenciales para luego otorgarlos de acuerdo a un programa.

El maravilloso y olvidado MOP, el productivo Banco Obrero, el Inavi, el Banap, las entidades de ahorro y préstamo, las cajas de ahorro de los distintos ministerios fueron entidades que promovieron, a través de contratos de construcción con empresas privadas, la construcción de cientos y miles de viviendas para sus distintos beneficiarios.

En estos últimos meses, el régimen que nos acogota y destruye, se ha encargado, siguiendo unos pasos absurdos, de destruir todo el aparato productivo privado que durante muchos años se ha ocupado de producir viviendas más o menos accesibles al mercado nacional.

Tristes y preocupantes son los números que representan las políticas que ha adelantado el dictador en el campo de las viviendas, no difieren de los que representan otras actividades. Los empresarios privados se han encargado de producir y poner a disposición del mercado las viviendas que este exigía. Ahora, no hay quien las construya.

Hace unos treinta años, mientras redactábamos unas páginas para esbozar un programa de construcción y financiamiento de viviendas, acuñamos una dura frase que describe el problema: "Nadie quiere la vivienda que puede comprar y nadie puede comprar la vivienda que quiere". Dura y triste expresión que ha recibido atención y respuesta más o menos apropiada, tanto desde las empresas privadas de construcción como desde la banca nacional.

Debemos recordar que Venezuela tuvo un sistema de financiamiento a la construcción y a los compradores, que fue orgullo nacional. Las cédulas hipotecarias, que captaban dinero al 8% y permitían que los bancos hipotecarios financiaran al 11% fueron el sostén de un sistema hipotecario enorme y muy útil. La inflación se encargó de hacerlas desaparecer.

Solo el concurso inteligente del sector privado y la existencia de políticas públicas que beneficien al país, son los fundamentos que permitirán que el mercado reciba las viviendas que los venezolanos demandan.

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Twitter: @rafael862

EU/OyN


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