Elecciones en Venezuela: La incertidumbre de un futuro sin rumbo claro |
Escrito por Claudio Briceño Monzón | @CabmClaudio |
Sábado, 27 de Julio de 2024 00:00 |
“La defensa del ciudadano es la primera base de la defensa de la democracia. Alrededor del hombre modesto, del ciudadano corriente, del hombre de la calle y de la plaza, se teje esa fundamental piel interna que tiene la democracia. Sin tejido íntimo, la democracia no funciona.”[1]
Las conmemoraciones históricas como momentos significativos para reflexionar y hacer un examen de conciencia. Ante las elecciones en Venezuela es bueno recordar que la democracia es una palabra grande que en tiempos pocos democráticos nos hace reflexionar que la alternancia en el poder, es un principio básico de cualquier gobierno y la libertad es un derecho que solo puede ser proscrito por un régimen autoritario donde el pensamiento único es la evidencia más clara de un totalitarismo irreverente que solo le interesa gobernar para el interés de unos pocos y no para el bien común de todos los ciudadanos de un país. La dictadura es sinónimo de imposición y mandato a la fuerza y la democracia es igual a cambio, derechos ciudadanos de libertad de opinión y disertación ante ideas contrarias. Será que, en Venezuela, la carencia de un adecuado sentido histórico de la identidad, nos habría llevado a priorizar el uso de los recursos petroleros en satisfacer deseos hedonistas en lugar de invertirlos en el desarrollo sostenible y próspero de la población venezolana. Esto se habría dado tras olvidar compromisos con la nación en favor de intereses personales. La falta de visión a largo plazo y responsabilidad por parte de los actores políticos en los últimos 25 años nos hacen reflexionar sobre la exigua densidad nacional de contenido espiritual y unidad en el orden de la horizontalidad geográfica. Al no tener un sentido histórico arraigado en la identidad nacional, se habrían tomado decisiones cortoplacistas y egoístas, desviando los recursos petroleros -una fuente de riqueza importante- hacia la satisfacción de deseos superficiales en lugar de invertir en el bienestar y desarrollo del país y sus ciudadanos. La referencia a los bajos instintos orgiásticos sugiere un uso irresponsable y derrochador de los recursos, en contraposición a una gestión prudente y estratégica que hubiera beneficiado a la sociedad en su conjunto. Se olvidaron los compromisos con la nación en favor de intereses personales, la importancia de la integridad, la ética y el compromiso con el bien común como pilares fundamentales para el desarrollo sostenible de un país. Queremos hacer una crítica contundente hacia la falta de conciencia histórica y la priorización de intereses individuales sobre el bienestar colectivo en la gestión de los recursos en la Venezuela actual, destacando la necesidad de un enfoque más responsable, solidario y orientado al futuro para asegurar la prosperidad y el desarrollo perdurable de la nación. Actualmente los venezolanos aprendemos en el sistema formal de enseñanza, los valores democráticos de nuestra aún vigente Constitución Nacional la cual establece en su artículo 6: “El gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y de las entidades políticas que la componen es y será siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandato revocable.” La misma Constitución ordena el deber de cumplirla, en su artículo 131: “Toda persona tiene el deber de cumplir y acatar esta Constitución…” La misma Carta Magna ordena su legitimidad en su artículo 333: “Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuera derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella.” Es importante señalar que nuestra Constitución determina la enmienda para la adición o modificación de artículos, siempre que no se altere la estructura fundamental de la misma. La Fuerza Armada Nacional, deben garantizar el acatamiento de las leyes de la república, según el artículo 328 de la Constitución, el cual señala a grandes rasgos que es una institución sin militancia política, que debe estar al servicio exclusivo de la nación, y que nunca obedecerá o estará subordinada a una persona o parcialidad política. Cuando la estructura de gobierno no protege los derechos y libertades de los ciudadanos, puede llevar a la opresión y la tiranía. Por el despotismo inconstitucional, los gobernantes utilizan las leyes de manera indebida para consolidar su poder y restringir las libertades ciudadanas. Dentro de la distinción entre los derechos que corresponden a los individuos como seres humanos y los derechos que se derivan de su condición de ciudadanos activos en la vida política de un Estado, se pueden identificar dos categorías principales: civiles y políticos. Los derechos civiles, abarcan las libertades fundamentales y garantías que se consideran inherentes a la persona como ser humano, sin importar su nacionalidad o estatus legal. Incluyen, derechos que protegen la integridad física y moral de las personas, como el derecho a la vida, la libertad, la igualdad ante la ley, la libertad de expresión y de religión, entre otros; derechos sociales, que garantizan condiciones de vida dignas y el acceso a servicios básicos como la educación, la salud, la vivienda, el trabajo y la seguridad social; derechos humanos, que se reconocen a todos los individuos por el simple hecho de ser humanos, como el derecho a la dignidad, la igualdad, la no discriminación y la protección frente a la tortura y tratos inhumanos. Los derechos políticos, se refieren a las facultades y prerrogativas que tienen los ciudadanos para participar de manera activa en la vida política de un Estado democrático. Contienen, el derecho al voto, que es facultad de elegir a los representantes políticos y participar en decisiones colectivas a través de elecciones libres y justas. Derecho a la participación política, circunscribe el derecho a postularse para cargos públicos, integrar partidos políticos, expresar opiniones políticas y participar en la toma de decisiones que afectan a la sociedad. La ciudadanía es esencial para el funcionamiento de la democracia, ya que garantiza la participación activa de los individuos en la toma de decisiones y en la construcción de una sociedad justa y equitativa. Es necesario reconocer el entendimiento de la Historia como hilo conductor que une el pasado, el presente y el futuro. El olvido y la improvisación han sido causas de la falta de madurez de un país que sugiere que el deterioro de atención a la historia y la tendencia a tomar decisiones sin un análisis profundo y planificado han impedido el desarrollo integral y la autonomía de la ciudadanía. En este sentido, es necesario reflexionar sobre el pasado, aprender de él y actuar de manera consciente y responsable para construir un futuro sólido y próspero. La importancia de respetar y hacer cumplir los derechos ciudadanos, como el de elegir al presidente de la República, y la responsabilidad de las estructuras del Estado para garantizar esos derechos en un país democrático son principios fundamentales. La Fuerza Armada Nacional es la institución del Estado encargada de asegurar el derecho político de todos los venezolanos. Ojalá, como institución apolítica al servicio del Estado, cumpla con su deber y permita que los venezolanos superemos la incertidumbre generada por las actuales elecciones del domingo 28 de julio. Estas elecciones podrían marcar el inicio de una transición democrática tan necesaria para el país y el mundo. |*|: Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela por el Estado Mérida. Profesor Titular de la Escuela de Historia, de la Facultad de Humanidades y Educación, de la Universidad de Los Andes ULA, Mérida-Venezuela. Magister en Historia de Venezuela por la Universidad Católica Andrés Bello. Doctor en Historia por la Universidad Nacional de La Plata–Argentina. Jefe del Departamento de Historia de América y Venezuela ULA. Coordinado del Doctorado en Estudios Políticos, Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, Universidad de Los Andes. [1] Ramón Escovar Salom. “La recuperación del ciudadano.” En: Ramón Escovar Salom. Campo Afuera. Caracas: Ministerio de Relaciones Exteriores, 1976, p.17
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