“Dime de qué presumes y te diré de qué careces”, cualquiera en el exterior que vea los recientes hechos políticos en Venezuela

pensará somos la nación más democrática del mundo, cuando podríamos ser fácilmente la que menos, somos un país con un régimen dictatorial adaptado al siglo XXI en cuanto a formas y pareceres, que impone un estilo de vida asfixiante.

El referéndum acera del Esequibo es un sin sentido, inocuo, pues no es vinculante para la justicia internacional. Lo que si generase un impacto real, positivo e inmediato sería destinar esos millonarios recursos a blindar el aspecto legal de nuestra defensa, así como apertrechar misiones militares que resguarden nuestra soberanía, esa parte de nuestro territorio.

El referéndum tiene como objetivos asuntos netamente políticos, desviar la atención de la realidad, boicotear el proceso de primarias opositoras, coincidir con la fecha de este evento opositor. También busca aceitar la maquinaria del psuv de cara a las presidenciales. Por otra parte, también pretende endosar el resultado, abrumadoramente mayoritario a favor del “Si”, a las causas electorales del régimen, a decir, elecciones presidenciales con posible adelanto de las regionales… el chavismo no da puntada sin dedal mientras la “oposición” ni siquiera tiene aguja.

Las primarias siguen dando tumbos, al parecer, reina la falta de voluntad política, se impone el interés del G4+ de imponer un candidato por consenso ya que por la vía del voto es imposible ellos obtengan una candidatura, para las presidenciales el único partido “habilitado” que falta por plasmar su nombre es AD, a quien ya le dieron su cuota de poder en el CNE. Ese candidato será el impopular Carlos Prosperi. 

Más de año y medio y ni siquiera han podido encontrar recintos para centros de votación, todo bajo la ignominia de la improvisación. No se abrió el abanico a las organizaciones regionales, las decisiones han sido tomadas por “la rosca” opositora, misma que se ha encargado de pactar con el régimen en diálogos oscuros y abominaciones electoreras.

De las presidenciales no se puede hablar bien. La supuesta oposición, quien ni siquiera exige un atisbo de competitividad, parece estar encargada de escoger los candidatos más impopulares, dicho sea de paso, con flagrantes pactos con el chavismo: figuras a los que las instituciones psuvizadas les otorgaron directivas de las organizaciones que presiden, candidatos asesorados por el chavismo originario, personeros que han sido indultado por la desinstitucionalidad roja, seres que se suman a los discursos del castrismo venezolano, que no hacen más que atacar a las otras “figuras opositoras” y exigir cese de sanciones cuando las causas que la generan empeoran día a día, entre otras evidencias no menos deplorables.

Venezuela continúa profundizando su oscurantismo, la desdemocratización es asumida como normal, las elecciones ilegales e ilegítimas, epicentro de nuestra destrucción, continúan su andar, lo que es peor, la comunidad internacional, apremiada por la energía que yace en nuestro subsuelo, es capaz de convalidad cualquier elección a fin de reconocer un gobierno con el que pueda negociar, lo que sería realmente trágico para Venezuela.

2024 luce como otro año terrible, mismas fórmulas mismos resultados. Probablemente en las cercanías de las presidenciales volvamos a vivir la segunda tanda del “Venezuela se está arreglando” con dineros mal habidos, pero que, igual al anterior, continuará agravando nuestros enormes problemas económicos, políticos, sociales. Los milagros existen dicen, no nos queda más que esperar por uno, ya que estamos a ese nivel. @leandrotango