Victoria Soviética en Plaza Venezuela
Escrito por Carlos Balladares C. | X: @Profeballa   
Jueves, 08 de Mayo de 2025 00:00

altEn mi adolescencia, cuando la pasión sobre el estudio de la Segunda Guerra Mundial se hizo sistemática, la escena de la toma del Reichstag en la Batalla de Berlín

(del 16 de abril al 2 de mayo de 1945) por el Ejército Rojo que reconstruye la película Au nom de tous les miens/ Por aquellos que amé (Roberto Enrico, 1983) se fijó en mi memoria para siempre. El filme es la adaptación de la autobiografía de Martin Gray; un polaco judío que pierde toda su familia, logra escapar de los campos de exterminio y se une a los partisanos para finalmente formar parte de las fuerzas soviéticas que avanzan en dirección a Alemania. Los soldados luchan por las calles y en las escalinatas del parlamento alemán, luego se ven corriendo por los tejados para izar la bandera (la imagen que luego inmortalizaría el corresponsal soviético Evguéni A. Jaldei y que es probablemente la más conocida del conflicto en Europa). Era un final glorioso después de tanto sufrimiento, aunque la conquista de la capital del Reich tuvo el costo para ambos bando de cerca de un millón de personas entre las cuales un cuarto fueron civiles. Desde siempre soñé con poder estar en ese sitio, y cuando llegó el momento al caminar por las mismas escalinatas observé las columnas que tienen los vestigios del combate y el frontón donde dice “Dem deutschen volke”, imaginando la historia de aquello últimos días.

¿Y qué tiene que ver todo esto con la Plaza Venezuela de Caracas? La relación es que cuando estudiaba en la Universidad Central de Venezuela compraba libros sobre la Segunda guerra Mundial en la librería Élite que quedaba en Plaza Venezuela en la Gran Avenida. Precisamente un día compré: Earl F. Ziemke, 1982, La batalla de Berlín. Fin del Tercer Reich con la famosa foto de Evguéni A. Jaldei en la portada; y jamás pude haber imaginado que en frente de la librería se iba a construir un monumento para - según el gobierno - “conmemorar el 80 aniversario de la victoria en la Gran Guerra Patria sobre el fascismo” (el mismo se inaugurará el próximo 9 de mayo que es la fecha que los rusos celebran el final de la guerra). El monumento reconstruye la imagen del izado de la bandera sobre el Reichstag, y esta se inclina en dirección a la hermosa fuente de Plaza Venezuela de la cual solo los separa una avenida. Estoy de acuerdo que nuestro país reconozca el esfuerzo para vencer la Alemania nazi pero no de manera unilateral (¿solo la URSS venció al Eje?), y más aún cuando ya teníamos una avenida (llamada Victoria que luego le cambiaron el nombre) dedicada al hecho y una escultura (“Alegoría a la Victoria” del artista Ernesto Maragall) que lamentablemente fue escondida a lo interno de la urbanización Las Acacias en la avenida Centroamérica (poseo un microcuento sobre este hecho llamado “El indio Prometeo” publicado en la página contexturas.org). Todo esto se podría retomar y hacer un homenaje a todos los aliados sin distinción, y especialmente a los venezolanos que murieron en ella.

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Apartemos los usos que hace la política actual de la memoria histórica, y volvamos a los últimos días de la Segunda Guerra Mundial con el avance de los Aliados desde el oeste (los angloestadounidenes) y los soviéticos desde el Este a través del territorio alemán donde fueron descubriendo el horror de los campos de concentración y exterminio. Aunque el Ejército Rojo ya había liberado Auschwitz el 27 de enero de 1945 el mundo pudo conocer la verdad gracias a la mayor credibilidad y capacidad comunicacional de la prensa occidental, tal como puede verse en el biopic de la corresponsal de guerra de la revista Vogue: Lee Miller: Lee (Ellen Kuras, 2023) y el documental de Netflix: Five came back (Laurent Bouzereau, 2017). En el caso de la serie Band of brothers (Tom Hanks & Steven Spielberg, 2001), el período que va desde el cruce del Rin en Remagen (09 de marzo de 1945) al suicidio de Adolf Hitler (30 de abril) es tratado por la serie  en el noveno episodio “Why we fight?”. Es probable que este sea el que mejor describe el argumento central de la misma: la heroicidad de los sencillos jóvenes estadounidenses que cruzaron el Atlántico para ofrecer sus vidas y librarnos de la amenaza totalitaria nazi, amenaza que es clara al descubrir las pruebas del genocidio cuando consiguen el campo de Kaufering cerca de Landsberg el 28 de abril. En el documental de Netflix: Greatest events of World War Two in colour (2019) su noveno episodio trata de la liberación del campo de Buchenwald (11 de abril). Soviéticos y estadounidenses se encontraron en el río Elba el 25 de abril de manera que el país quedaba dividido entre el norte y el sur, y ese mismo día Berlín quedaba rodeada.

La Batalla de Berlín fue reconstruida en el cine por la propaganda soviética, con todo lo que esta implica, es decir, no se ven en ella las atrocidades que cometieron por su sed de venganza (entendible más nunca justificable) y que ya describimos en anteriores entregas. Nos referimos a La caída de Berlín de Mikjeil Chiaureli, 1949 y los dos últimos episodios de la miniserie de la URSS de 5 episodios: Liberación de Yuri Ózerov, 1970-71. En ambas se describe el suicidio de Hitler y la escena del izado de la bandera, y se ven a los rusos como los libertadores del nazi-fascismo y fundadores de un tiempo de paz y justicia. Los documentales occidentales sí mostraron la realidad tal cómo se puede ver en la serie documental británica The World at war (1973-74) en su episodio 21 “Némesis: Alemania (febrero-mayo, 1945), pero también en la ucraniana serie docudrama: Soviet Storm: WW2 in the East (dirección: Anna Grazhdan y guión de: Artem Drabkin y Aleksey Isaev; 2011), que le dedica su episodio 16 “La batalla por Alemania”. En lo que respecta a los hechos los primeros se centran en las batallas y el costo que tuvieron para los rusos, y los segundos han tratando más los últimos días de Adolf Hitler encerrado en el bunker hasta su suicidio. De estas últimas las mejores son sin duda la alemana Der Untergang/ El hundimiento de Oliver Hirschbiegel (2004) y The Bunker de George Schaefer (1981) con Anthony Hopkins como Hitler. En ambas se mantiene el mito de Albert Speer como “el nazi bueno”. Los recientes documentales alemanes logran mantener un equilibrio entre este aspecto y la batalla, dando gran énfasis al caos final con una visión más humana al resaltar testimonios del ciudadano común; tales como Der Sturm auf Berlin (2015) del canal de TV: The Spiegel y Berlin 1945: Tagebuch einer Großstadt (2020) distribuído por Amazo Prime.

El 2 de mayo se rindieron las tropas de Berlín y el almirante Karl Doenitz que heredaba la máxima jefatura del Estado (lo que quedaba de él) a partir del suicidio de Hitler el 30 de abril, delegó en el coronel general (la máxima autoridad de la Wehrmacht) Alfred Johl negociar con el general Dwight D. Eisenhower. Los alemanes intentaron darle largas y que se facilitara la huida del mayor número de soldados y civiles de las zonas ocupadas por los rusos en dirección al oeste, pero se le exigió la rendición incondicional la cual aceptaron y la firmaron en Reims (Francia) con delegados de los Aliados incluyendo uno ruso. El cese al fuego comenzaría a las 11 de la noche del día siguiente, por esto el 8 de mayo es considerado el día de la Victoria en Europa salvo para los rusos que lo conmemoran el 9 de mayo porque Stalin exigió otra firma de rendición en Berlín el día anterior con el mariscal y máxima autoridad del Alto Mando alemán: Wilhelm Keitel, y del lado de la URSS: el mariscal Gueorgui Zhukov. Finalizaba la guerra en Europa más no en el Pacífico y Asia.

En la última entrega de los premios de la Academia de Cinematografía de los Estados Unidos: los Óscar, la película biográfica sobre el arquitecto húngaro Lazlo Todh fundador del movimiento arquitectónico “el brutalismo” nos traslada en sus primeros minutos a la Hungría de los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial. La persecución de los judíos, la ocupación nazi y luego la soviética. El protagonista al ganar el premio a mejor actor nos dejó estas palabras con la cual podemos concluir:

"Estoy aquí, de nuevo, para representar el drama y la repercusión de la guerra, de la opresión sistemática, del antisemitismo y del racismo, y rezo por un mundo más feliz, más sano y más inclusivo. Creo que si hemos aprendido algo del pasado, es no dejar que el odio se descontrole. Luchemos por lo que es justo. Vamos a amarnos y a sonreir. Construyamos juntos" (Discurso de Adrien Brody, 02 de marzo de 2025).    

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