Exilio y 23 de enero
Escrito por Juan Pablo García | @JuanPabloGve   
Domingo, 23 de Enero de 2022 07:41

altArribamos a un nuevo aniversario de una gesta gloriosa como la del 23 de enero de 1958.

Muchas cosas se han dicho y faltan otras más, en torno a la fecha que además fue expresión de una unidad real, sincera y, sobre todo, confiable porque jamás se supo que algún miembro o la Junta Patriótica negociara a las espaldas del país con Pérez Jiménez y sus camarillas. Ya poco se habla de los héroes de la clandestinidad,  o de los que se vieron forzados al exilio que temieron también que los mandaran a asesinar. Así, el propio Rómulo Betancourt sufrió un atentado.

Los exiliados políticos, directamente perseguidos, lo eran y no por gusto. Hubieran preferido seguir en Venezuela, pero se vieron obligados a salir. Eran de todos los partidos. A Jóvito Villalba lo montaron en un avión con media dirección de URD y lo sacaron del país, sabiendo el grandísimo coso político de meterlo preso o matarlo. Los adecos y comunistas tuvieron que sacar a numerosos dirigentes, e, incluso, ya para 1957, Rafael Caldera y Luis Herrera Campins de COPEI estaban en el extranjero. 

A todos los exiliados se les reconoció su hidalguía. Nadie osó irrespetarlos durante y después del exilio. Además, muy difícilmente alguien podía tampear en el extranjero, decirse perseguido cuando no lo era. Unos prosiguieron su carrera política y otros, no. Pero jamás, fueron desconocidos y muchísimo menos humillados. Y, en este nuevo aniversario del 23 de enero, es necesario rendirles homenaje y para ello tomamos un ejemplo: el del poeta Andrés Eloy Blanco, honesto hasta el fin del mundo, quien murió atropellado en México, en el exilio indeseado. Grande entre los grandes.

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