Presidente Caldera: vocación por la vivienda |
Escrito por Gerardo Hernández Dávila |
Lunes, 25 de Enero de 2010 12:03 |
La carencia de soluciones habitacionales, la inseguridad con el desbordamiento del hampa, constituyen los lunares más negros de todos los que ennegrecen el hacer, o el dejar hacer del régimen, que han retrotraído el desarrollo del país, aniquilando las esperanzas y deteriorando la calidad de vida de los venezolanos. Todo mandatario que arbitre políticas para garantizar viviendas dignas a las mayorías, tiene asegurado el reconocimiento público y su ingreso a la historia buena en cualquier país, porque hace honor al derecho constitucional más decisivo en la evolución del núcleo familiar y en la formación de sociedades más compactas y felices. El ex presidente Rafael Caldera fue una de las figuras emblemáticas en esta materia por su empeño en resolver la falta de soluciones habitacionales a través de la producción de viviendas en sus dos períodos de gobierno, integrándolas como política de Estado al concepto de democracia con sentido social que enaltece la familia, a sus valores y anhelos. De hecho ha sido el mandatario en cuyos gobiernos se construyeron más viviendas: 683.666 mil unidades para unos 3 millones 415 mil venezolanos que tuvieron la oportunidad de acceder a un techo propio en sus dos presidencias. En el quinquenio 1970-1974 se edificaron 341.666 unidades y en el período 1994-1998 la producción alcanzó a un total de 342.000 soluciones habitacionales, cuando el barril de petróleo estaba sólo en 10 dólares. La tarea de administrar el país en su primer mandato no fue fácil. Había que enfrentar los coletazos de los períodos autocráticos que culminaron en 1958, promover la paz social y encauzar planes para desarrollar la economía y la sociedad. Estos compromisos no fueron escollos insalvables para acometer un esfuerzo particular por iniciar el proceso de urbanización nacional. En el marco del Programa Nacional de Vivienda y de la Ley de Política Habitacional se registró el salto nunca antes visto en materia habitacional. La estrategia gubernamental logró ensamblar la participación del sector privado para producir un número suficiente de unidades que contribuyera a frenar el déficit habitacional acumulado y responder a la demanda por crecimiento vegetativo de la población. Tenemos en el primer período del gobierno de Rafael Caldera la primera expresión de producción masiva de viviendas, modelo que con posterioridad logró impacto en el gobierno de Jaime Lusinchi (1984-1988) con 367.739 nuevas viviendas, y durante la administración de Luis Herrera Campins (1979-1983) con 391.893 unidades. En sus 11 años el actual gobierno no ha logrado acercarse a estos resultados. Fue célebre el lema de la construcción de "las cien mil casitas por año". No se llegó a cumplir al pie de la letra, pero fue el intento más certero para posibilitar a las familias de clase media profesional y de bajos recursos a adquirir su propiedad. A estas últimas el gobierno puso a disposición un abanico de opciones para adecuar las soluciones habitacionales a los niveles de ingreso de cada grupo. En su segundo período el escenario-país fue tanto o más complejo que en el primero, debido a la inestabilidad política, social y económica que reinaba en el país en 1994 con posterioridad a las intentonas golpistas que pusieron en jaque al sistema democrático. Rafael Caldera fue un gran batallador, un insigne defensor de las garantías constitucionales y del pluralismo. Puso a buen resguardo el Estado de Derecho y dirigió sus acciones a responder a los más caros anhelos de los venezolanos, entre ellos el clamor por la vivienda, desarrollando el esquema empleado en su primer gobierno, unificando el esfuerzo del sector público y del sector privado, apoyándose en la experiencia de promotores y constructores inmobiliarios. Honor a quien honor merece. Es nuestro sencillo homenaje póstumo a un ilustre venezolano, visionario, demócrata ejemplar, conocedor del alma humana y del mayor sueño de las familias: la vivienda, como el centro del progreso social. Una lección que queda para ser aprendida. Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla |
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