Sé que varias personas que, al igual que este servidor, nacieron en los setenta –o en décadas posteriores- deben preguntarse como yo:

¿qué habremos hecho para merecer el odio de los hermanos Rodríguez Gómez? Sí, nos referimos a Jorge y Delcy Eloína.

Por ingenuidad y buena fe, o ambas, creímos que un psiquiatra tendría la madurez suficiente para no proyectar hacia estas generaciones las presuntas responsabilidades de políticos y funcionarios ya difuntos o muy ancianos en la muerte de su padre, fundador de la Liga Socialista, tras su detención por ser uno de los guerrilleros implicados en el secuestro más prolongado de la historia venezolana: el de William Frank Niehous, entonces presidente de la Owen Illinois en Venezuela.

Aunque Niehous fue liberado en 1979 por la Policía Técnica Judicial, a cinco meses de su secuestro, el 25 de julio de 1976, Jorge Antonio Rodríguez fue detenido por la Dirección General de Policía y falleció tras ser torturado. Tanto el secuestro como la tortura y el asesinato son hechos abominables; sin embargo, Carlos Andrés Pérez, presidente durante el quinquenio 1974-1979; Octavio Lepage, en ese momento ministro del Interior; así como la plana mayor de los órganos policiales y subordinados; hace tiempo forman parte de nuestro pasado político.
Podemos imaginarnos el dolor de Jorge hijo (11 años de edad) y Delcy (7) precisamente porque ahora hay un promedio de tres asesinatos por hora. Ya no existe guerrilla urbana, por lo menos reconocida, pero cualquier delincuente puede tener armas de guerra. Jamás vimos el llanto desconsolado (o el dolor ahogado) de los hermanitos Rodríguez Gómez, pero sí sabemos de amigos, compañeros de estudio o trabajo y familiares que han muerto víctima de la violencia, algunos por no poder pagar rescate.

¿Por qué pensamos que Jorge y Delcy proyectan ese odio hacia nosotros? Sencillamente porque su desempeño como funcionarios parece el cumplimiento de un guión de venganza. “A causa del asesinato de nuestro padre, nosotros hemos vivido amargados; por tanto, haremos lo posible para hacer pagar por ello a quienes votaron por AD y COPEI, al igual que a toda su descendencia”, tal parece ser el juramento subconsciente de los Rodríguez Gómez.

En ese sentido, la gestión de Jorge Rodríguez Gómez como rector y  presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), vicepresidente ejecutivo de la República y alcalde de Libertador (centro histórico de Caracas) sólo ha servido para fomentar la polarización y el resentimiento. Así como entre 2003 y 2004, cuando estuvo al frente de la Junta Nacional Electoral –junto a Tibisay Lucena-, ahora el alcalde capitalino –en vez de resolver la grave problemática caraqueña- imparte órdenes al CNE e inventa mil y un obstáculos para hacer del referendo revocatorio presidencial un auténtico Viacrucis, tratando a los electores como si fuesen detenidos en pleno interrogatorio. ¿Acaso los atropellos e injusticias son aceptables cuando son otros los afectados?

Con respecto a la actual canciller y exministra de Comunicación e Información, su cinismo al negar la escasez de medicinas y alimentos, su negativa a la entrada de representantes de Naciones Unidas para constatar la situación de los derechos humanos, en particular de los presos políticos, así como su verbo visceral en los foros internacionales, donde dibuja un país de “patriotas” (víctimas/ellos) y “oligarcas” (traidores/nosotros), sólo dan pie para creer que efectivamente nos odia por el supuesto delito de no comulgar con sus ideas.

En este país tan polarizado, con esta siembra de odio y cosecha de asesinatos, cuando recordamos la injusta prisión de Leopoldo López, también podemos temer por los venezolanos que aún no nacen. Dios proteja a López de no correr la misma suerte que Jorge Antonio Rodríguez o Franklin Brito, no sea que en 40 años, durante la presidencia de Freddy Guevara en una “mejor Venezuela”, el alcalde capitalino Leopoldo III y la canciller Manuela  López Tintori le hagan la vida miserable a quienes cuando mucho oigan hablar de alguien que se entregó a las autoridades el 18 de febrero de 2014, creyendo que así llegaría a la presidencia…