Hemos sostenido que en torno a Chávez se constituyó una camarilla militar-civil. Es la que ha venido gobernando al país durante estos quince años. Maduro no es sino la expresión de dicha rosca constituida por un grupito que se alterna en los cargos públicos sin tener conocimientos para ello, de allí la ineficiencia e ineptitud con que han literal y realmente desbaratado a Venezuela.

Fausto Masó titula su columna sabatina del 5/10/13 "Tomar en serio a Maduro" y expresa: "Maduro no expulsó a los diplomáticos de Estados Unidos para que olvidáramos la falta de papel higiénico, lo hace porque prevalece la opinión en el gobierno que no hay reconciliación con los apátridas, los explotadores, los escuálidos, con aquellos que llamaban en Cuba los gusanos y ratas. Este episodio alimenta la tesis de que Venezuela sufre una conspiración económica y justifica la asfixia de la prensa y de la democracia".

Ante esta situación el cardenal Urosa declaraba el viernes 4/10/13, pidiéndole al equipo de Maduro (que es el mismo de Chávez, advertimos nosotros), "que bajara el tono pugnaz y peleón que ha adoptado el oficialismo, y que de alguna manera se cambiara la actitud del gobierno para lograr una relación menos agresiva, menos polémica". Agregando: "lo más conveniente en estos momentos de crisis es que desde Miraflores se propicie un clima de sosiego".

Pero nada. Ni esta camarilla militar-civil, ni Chávez ni Maduro se dieron ni se darán cuenta de lo que han hecho con el país.

Lo han colocado a la altura de los países africanos más atrasados. Lo han llevado a padecer la inflación más alta del mundo, los más altos niveles de corrupción, de violencia ciudadana y de violación de los derechos humanos, los niveles más bajos de competitividad y de libertades económicas, la destrucción del capital humano.

Este es el legado que deja Chávez: un país dividido en dos, con odios. En el año 2004 José Vicente Rangel se jactaba de que andaban por una autopista despejada (Chávez se había apoderado de todos los poderes instaurando una autocracia militar) y exclamaba el entonces vice-presidente Rangel: ...la oposición llegó a un punto terminal, dividida y desorganizada después de la derrota del referéndum.

Pues bien, esa disidencia, aprendiendo de aciertos y errores, se ha convertido en mayoría y quienes se encuentran en una situación terminal son los actuales gobernantes, que deben ser sustituidos por un nuevo gobierno y un nuevo régimen que supere este rotundo fracaso que el modelo cubano, con 54 años de derrumbe de Cuba, en quince años con todo el dinero del mundo demostró su inviabilidad también en Venezuela.

A esta camarilla militar-civil, prolongación de la autocracia militarista de Chávez, le llegó su hora. La crisis es total, por dondequiera se le busque, en cualquier aspecto de la vida nacional. Venezuela no debe seguir en esta ruta totalmente equivocada y llegó la hora del cambio. Se estructuraron las fuerzas que son capaces de gobernar al país de una manera democrática, donde impere la justicia, la justicia social, la democracia. Esa es la tendencia de la humanidad y Venezuela no puede ser la excepción. El 8D a votar, a ratificar la mayoría superior a la del 14 de abril cuando le fuera escamoteada la victoria a Capriles y a la MUD. Ahora a cuidar los votos, a defenderlos. Y abrirle a nuestra patria el camino de la democracia social.

Tal Cual