Soy venezolano
Escrito por Ramón Guillermo Aveledo | @aveledounidad   
Miércoles, 10 de Abril de 2013 06:51

altLa breve e intensa campaña electoral, diseñada para favorecer al candidato oficialista, llega a su culminación en circunstancias que nunca imaginaron sus planificadores. Un lado se caracteriza por la frialdad burocrática, el otro por el entusiasmo contagioso.
En las actividades o tras las apariciones públicas de uno y otro candidato, hay una conclusión que brota natural en quienes asisten. Cuando ven y oyen al oficialista, la reacción es "Qué va, esto no es lo mismo", mientras que con el de la Unidad la cosa es "Ahora sí". Hasta los encuestadores-propagandistas que se apresuraron a vaticinar diferencias astronómicas, hoy se muestran más recatados. Y los profesionales de la investigación de opinión pública que anticipaban un resultado cantado, van moviéndose prudentemente a escenarios en los cuales nada se puede descartar.

El viernes 5 fue el acto de los artistas, intelectuales y trabajadores de la cultura y el espectáculo con Capriles. Si una marca tuvo el evento fue la sinceridad conmovedora. ¿Quién no se emocionó con el testimonio de Gledys Ibarra? ¿Cómo no pensar entre risas en la escena de Laureano y Emilio? ¿Cómo no conmoverse con el Gloria al bravo pueblo entonado por la Unidad de voces de las más queridas y admiradas del país? La variedad, la cantidad y la calidad de los venezolanos presentes en el encuentro, del alto poeta Rafael Cadenas a la bella y luchadora Norkys Batista, nos habla del país que somos. Del país que somos por dentro, de verdad, de la materia prima nacional. Y si nos habla del país que somos, es que nos dice del país que podemos ser.

El domingo 7 cerró en Caracas, mañana lo hará en mi querida Barquisimeto, esa semana inolvidable que arrancó en la capital y otras dieciocho ciudades con la caminata nocturna por la seguridad y la paz del lunes 1. Una manifestación de protesta contra la violencia que se ha enseñoreado en nuestras ciudades, y de esperanza de que podemos lograr que la vida sea distinta. Hay un poderoso simbolismo en esa espontánea y masiva movilización ciudadana. ¿Hasta cuándo muertes? Y el domingo en la avenida Bolívar fue una fiesta venezolana. Desde todos los puntos de la ciudad, a pesar del Metro, vinieron ríos humanos para desbordar el clásico foro caraqueño y escuchar el discurso de un Capriles firme y sereno, que nos llama a todos a encontrarnos en la causa grande, hermosa, de hacer esta patria un hogar mejor para nuestros hijos.

Henrique Capriles nos invita a un sueño posible. En nuestras manos está.

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