El 18 de octubre del presente año se cumplen 77 años de un hecho histórico que tuvo gran significado

para la vida republicana de la sociedad venezolana. Me refiero desde luego a la revolución del 18 de octubre de 1945, pues si bien al principio ocurrió un golpe de Estado de tipo tradicional, lo revolucionario le siguió de inmediato al nombrarse la Junta Revolucionaria de Gobierno y el impulso que la supo dar al movimiento Rómulo Betancourt y el resto de sus compañeros civiles, Raúl Leoni, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Gonzalo Barrios y Edmundo Fernández

Durante mucho tiempo se ha cuestionado la participación de Betancourt y su partido en el golpe de Estado, no obstante, todos los hechos y los testimonios que se han encontrado coinciden en que el alzamiento militar se haría con la participación de Betancourt o sin ella. Lo verdaderamente significativo es que la participación de los civiles le dio al movimiento un carácter revolucionario en el sentido que introdujo transformaciones irreversibles y que se mantienen vigentes en la actualidad.

Un gobierno democrático no puede depender de la buena voluntad de un hombre, precisamente eso contradice a la democracia, esta depende de las instituciones evitando la discrecionalidad del que manda, además para que haya democracia el poder debe emanar de la soberanía popular, de la voluntad del pueblo. El general Isaías Medina Angarita no tuvo la capacidad ni la visión para deslastrarse del gomecismo de dónde provenía él y su antecesor el general Eleazar López Contreras.

El proceso iniciado el 18 de octubre se concretó con el nombramiento de la Junta Revolucionaria de Gobierno el día 19, integrada mayoritariamente por civiles y además por hombres que no procedían de los andes, como había sido la costumbre durante todo el siglo xx en nuestro país. Este hecho impensable años anteriores marcó un hito histórico muy importante que no puede desdeñarse. 

Tan pronto se instaló la JRG, presidida por Rómulo Betancourt, procedió sin ambages a poner en práctica lo que venía proponiendo desde la oposición, elaborar un estatuto electoral para elegir una Asamblea Nacional Constituyente que elaborara una nueva Constitución Nacional y que en esa elección pudieran votar hombres y mujeres mayor de 18 años sin importar que supieran leer y escribir, como hasta ese momento. De tal manera que se le entregaba la carta de ciudanía a todo el pueblo venezolano y además también se le daba el derecho de ejercer la soberanía, requisito fundamental para que exista democracia.

La nueva carta Magna estableció el derecho al voto a los venezolanos y venezolanas mayores de 18 años así fuesen analfabetos. Ejerciendo este derecho los venezolanos en una competición nacional eligieron en la que participaron todos los partidos políticos el 14 de diciembre de 1947 fue electo como Presidente el eximio novelista y escritor Don Rómulo Gallegos con el porcentaje de votos más alto que hasta ahora cualquiera haya logrado. Todo esto hubiera sido imposible sin la revolución de octubre de 1945, es bueno que lo tengamos presente.