Gabriela Montero: Expatria
Escrito por Gisela Kozak Rovero   
Martes, 11 de Septiembre de 2012 06:29

altCuando una artista vincula su obra a temas controversiales del presente, los riesgos son muchos. Como narradora conozco el triste papel jugado por grandes escritores que auparon en su obra a gobernantes de ingrata memoria. Más allá de las simpatías o antipatías políticas, el problema trasciende el hecho del ataque o el apoyo a determinadas figuras e ideas pues toda persona tiene derecho a ofrecer respaldo al liderazgo o gobierno de su elección. El asunto es que el arte para remontar las mezquindades de la actualidad debe ser capaz de poner en relieve cómo en la entraña de la vida de la gente resuena el mundo. Cuando esa vida es mostrada en su doloroso vínculo con la historia, el arte ­llámese música, plástica, literatura, cine o cualquier otra manifestación­ ha llegado al punto en el que de creación individual pasa al acervo de la conciencia colectiva.

No tengo conocimientos para una evaluación de esta pieza, pero al oír Expatria, de Gabriela Montero, vía Youtube, resonó en mí la experiencia del mejor arte, capaz de alimentarse de las corrientes internacionales en la misma medida que elabora las huellas del legado de la propia cultura.

Se crea, sí, desde el presente pero con el cabal conocimiento del pasado. La disciplina armónica de la contemporaneidad protagonizada por músicos como los rusos Sergei Prokofiev y Dimitri Shostakovich, escogencia nada casual de Montero y con significado político preciso, se combina con la tradición venezolana evocada por una pianista y compositora con una superlativa capacidad creadora, que ha sido capaz de revelarnos en sus improvisaciones en el instrumento cuánto de Bach hay en el jazz, cuánto de romanticismo del siglo XIX tiene eco en el tango y cuán audaz es la sencillez de la música de Simón Díaz.

Expatria es una obra bella y dura, por lo menos para una oyente como yo cuya modesta experiencia en este campo es la de oír música desde cuando era adolescente, tiempo en el que por cierto escuché en el Aula Magna de la UCV a la niña Gabriela Montero.

Dedica Expatria a su amigo Ernesto Rangel, a los otros directivos de Econinvest y a las miles y miles de víctimas de la delincuencia. No hay patria sin paz y justicia, no hay patria sino gentío que se atropella cuando ante la debacle se impone la algarabía. Montero se debe a su público, como dice de sí mismo el brillante Dudamel, quien no admite verbalmente su obvia simpatía por el oficialismo, pero deberse al público no es cerrar los ojos ante una sociedad que más allá de la polarización vive bajo circunstancias sumamente difíciles.

Montero en una entrevista reveló que nuestro Sistema de Orquestas no la ha invitado a tocar desde 2009 o 2010. Espero volver a tener el gusto muy pronto de volver a escuchar a la compositora y pianista Gabriela Montero con el director Gustavo Dudamel.

El repertorio será seguro de nuestro agrado. Mientras, algún canal de televisión podría concedernos el gusto de transmitir Expatria.

@giselakozak


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