"Grace fo drowning" de Steven Wilson |
Escrito por LuisD |
Viernes, 23 de Marzo de 2012 07:29 |
![]() No tuve que preocuparme. Esta experiencia es de lo mejor que ha habido este año. Grace for Drowning es la más reciente producción de Steven Wilson, y creó una enorme expectativa en el público de manera justificada. Wilson había dicho en numerosas ocasiones que sería su proyecto más ambicioso hasta la fecha. Además, mencionó músicos grandes que colaborarían con él, y fue liberando material de una manera inteligente y mercadotécnicamente cautivadora. Esta reseña se basa en la edición deluxe, que incluye el álbum en Bluray, con sus videos, un disco de extras y un libro de 120 páginas con un arte que verdaderamente está increíble (obra de Lasse Hoile, como siempre). Este álbum es una experiencia que te engancha desde la primera escuchada. Lo tiene todo: hallamos pasajes al estilo Porcupine Tree, porciones tétricas con sonidos extravagantes, ruidos que forman capas sonoras muy interesantes, un montón de instrumentos distintos y que se oyen muy naturales y claros, y un sonido único distinto a lo que le conocemos a Wilson y, a la vez, que sin duda es de él. Además, el reciente trabajo de SW en remezclar obras de bandas como Jethro Tull, Caravan y, sobre todo, King Crimson, ha creado un sonido con toques de prog setentero y mucho jazz. El resultado: una fórmula ganadora. El álbum lo podemos dividir en 2 partes, una por cada disco. En el primer disco (Deform to Form a Star) hallamos la parte más bella, que tiene los cortes más brillantes y bonitos (en general), mientras que en la segunda mitad (Like Dust I Have Cleared From My Eye) hay más estridentismo y oscuridad, brusquedad y dolor. Viendo más a profundidad la primera parte, noto mucha variedad: el disco abre con la corta y bella Grace for Drowning, que sirve como introducción a Sectarian, que monta un ambiente de tensión y lo nivela con pasajes más suaves. No hay guitarras muy distorsionadas, pero vaya que se siente pesada esa canción. Pronto nos hallamos con Deform to Form a Star, temazo que recuerda a Porcupine Tree pero con una belleza muy especial, aderazada por el piano de Jordan Rudess, y que es de lo mejor del álbum. El disco prosigue con No Part of Me, que es la primera que saca a relucir los sonidos electrónicos con los que SW experimentó mucho en Insurgentes. Es un tema con un par de giros bastante sorpresivos y un bonito Sax cortesía de Theo Travis. Después, Postcard sorprende porque hasta ahora todo ha sido un viaje musical y aquí oímos una canción casi como para Blackfield, muy orquestada y bonita. Muchos cuestionarán el posicionamiento de esta canción, pero yo lo hallo como un momento de relajación importante, además de que tiene un ‘no-sé-qué’ que me atrae. Es fácilmente lo más accesible del álbum. La primera parte se cierra Raider Prelude y Remainder The Black Dog. La primera es un pequeño corte instrumental bastante atmosférico y que prepara al oyente para la majestuosa pieza que sigue. RTBD es jazz, es prog setentero, es música pesadísima (sin usar distorsiones excesivas!!), estridente y oscurísima. Tiene un punto donde la tensión y ansiedad que genera son gigantes y te transportan por todo un viaje sonoro que te sacará de quicio, de una manera increíble. Si tienes la suerte de contar con el vídeo, el impacto de este tema es aún más grande, puesto que es bastante fuerte e impactante, le acompaña perfecto. El disco dos inicia con la hermosa Belle de Jour, que es totalmente instrumental y bella, llevada por guitarras de nylon, y sazonada con un vídeo sumamente nostálgico en tonos sepia. Ésta tiene una tónica muy especial, invita al recuerdo y es muy triste, a pesar de nunca usar palabras. Index está basada en la novela The Collector de John Fowles. SW se conectó de nuevo con su yo electrónico para crear una pieza lúgubre y terrorífica, que admito me ha puesto los pelos de punta (sobre todo al oirla en sistemas 5.1) y contrasta mucho con el sonido más natural del resto del álbum. En el vídeo, SW es el coleccionista y está rodeado de maniquíes. Extraño, oscuro, tétrico, y una de mis favoritas personales. El flujo nos lleva a Track One, que tiene un título raro y letra aún más rara, así como otro vídeo interesante. Comienza como algo acústico que recuerda a los Beatles hasta que sin avisar cambia a una densísima parte orquestal, muy pesada y abrumadora, representada por una bengala en el vídeo. Al terminar esta fase, regresa la calma con un pequeño pero hermoso solo de guitarra limpia que podría estar en el Damnation de Opeth, o en algo de Camel. La segunda parte se centra alrededor de Raider II. Este tema es complejo: dura 23 minutos y es una pieza prog-jazzera llenísima de influencias King Crimsonianas. Me gusta bastante, y es todo un viaje, pero debo decir que tiene varias pausas que a veces le matan un poco el flujo al tema, como si fueran muchas canciones nada más pegadas. Aún así, es toda una experiencia y tiene de TODO lo que le conocemos a Wilson…y más. El álbum cierra con Like Dust I Have Cleared From My Eye, que es una bella balada al estilo Porcupine Tree, pero tan mística como el resto de las canciones de GFD, cerrando en un punto muy alto el álbm.. Como un todo, se siente una experiencia muy completa y única. Los sonidos progresivos y jazz combinados con cosas que ya le conocemos a Wilson y algunas sorpresas en el camino hacen que GFD sea un disco muy variado y que te engancha desde la primera vuelta que le das. La música está muy llena, los sonidos muy claros y el profesionalismo de los músicos es sobresaliente. Además, la producción es perfecta (nada sorprendente, la hizo el mismo Wilson). En general, el disco tiene pocos pasajes cantados, su enfoque va dirigido al viaje musical completo, a que sea una experiencia más allá de lo típico y, me atrevo a decir, auditivo. Es un proyecto ambicioso y tal vez difícil de digerir por la excesiva variedad, pero vale totalmente la pena. Mención aparte para todo el arte del libro: está increíble. Son cientos de fotos muy estilizadas (muchas de ellas están en el Facebook de Lasse Hoile) y está presentado de una manera hermosa. Además, el Bluray tiene la mezcla en 5.1 del álbum que es simplemente sublime. Steven Wilson simplemente sigue comprobando que es un genio de inagotable creatividad. Cada álbum sigue siendo una sorpresa, y se siente que cada vez empuja la música más allá de lo que ya existe. Un grandioso e innovador disco, vale la pena cada centavo y está lleno de detalles de aquellos que convierten la música en un arte increíble, que va más allá de los oídos. Un firme candidato para álbum del año. Fuente y más info: http://www.rockateca.com |
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