En Valencia nació el Día de la Madre
Escrito por Guillermo Mujica Sevilla   
Lunes, 03 de Mayo de 2010 07:17

altMayo es un mes alegre, como dijera el meritorio columnista, mi gran amigo Francisco J. Avila. En mayo -mayo florido- celebramos la cruz, celebramos a la Virgen María, con la nostalgia de las antiguas “Flores de María”. Y además, celebramos el Día de la Madre. Madre querida y consentida para quienes la tienen en vida, madre nostálgica y melancólica en el recuerdo para quienes no la tienen.

Lo que muchas personas desconocen es que la celebración del “Día de la Madre” nació en Valencia. Fue idea de un ilustre médico nacido en La Victoria (capital del estado Aragua para 1882, fecha de su nacimiento), pero valenciano por formación y vocación. Se trata del Dr. Jesús María Arcay, quien creó en enero de 1921, en su casa de la calle Vargas (en aquel tiempo calle Cúcuta), la Sociedad “Caridad y Concordia”. En el seno de esta sociedad, al decir de mi recordado maestro Dr. Fabián de Jesús Díaz, el Dr. Jesús María Arcay “luchó a favor del establecimiento del Día de las Madres, habiendo logrado interesar a los representantes de los poderes públicos y a la autoridad eclesiástica. Por la primera vez se les conmemoró el día 24 de mayo de 1921. La festividad llegó a contar con su propio himno, con letra del afamado pedagogo y poeta Luis Bouquet, y música del maestro Pedro Elías Gutiérrez”.

Obra importante del Dr. Arcay fue el “Parque de las Tres Madres”, inaugurado el 20 de septiembre de 1925 entre el Teatro Municipal y el antiguo edificio de la Universidad de Valencia, hoy Facultad de Derecho. Allí permaneció bastante tiempo ese monumento, que desde luego fue trasladado al Hospital de Niños. Ahora se encuentra en una hermosa plaza (que amerita mucho más cuidado y dedicación) en la parte norte de Valencia, cerca del hospital de la Cruz Roja.

Es hermoso el grupo escultórico: en el centro, la Virgen María, como madre de Dios; a cada lado, la madre Patria, identificada por una bandera, y la madre humana, la madre del hombre. En una placa situada en la parte frontal del monumento está escrita la referencia al Día de la Madre.

Por gestiones del Dr. Arcay, el Concejo Municipal de Valencia estableció oficialmente el Día de las Madres, según un acuerdo del 20 de julio de 1821. Este Concejo Municipal valenciano se dirigió a diferentes municipalidades del país y al Congreso Nacional. De manera que (según el Dr. Fabián de Jesús Díaz) para el 17 de agosto de 1923 “llegaban a SESENTA los concejos municipales que habían suscrito el acuerdo fijando el cuarto domingo del mes de mayo como Día de las Madres”. De manera que la idea del DIA DE LAS MADRES NACIO EN VALENCIA, POR GESTION DEL DOCTOR ARCAY SMITH, Y POR GESTIONES DE LA MUNICIPALIDAD, SE IRRADIO A TODA VENEZUELA.

Aquel era un Día de la Madre sentimental, amoroso, místico, radiante, cariñoso y extremadamente humano. Hoy, aunque perduran mucho todos estos factores, prevalece un fuerte movimiento comercial que ha desfigurado en gran parte la esencia misma de la celebración.

Si celebramos el “Día de las Madres” y no propiciamos la atención al monumento y el recuerdo a los ilustres valencianos involucrados en la idea, en la letra del himno y su música, como fueron el Dr. Arcay, el maestro Luis Bouquet y Pedro Elías Gutiérrez, sería continuar repitiendo (lo que he dicho muchas veces) con una ciega valenciana. La ciega, para pedir limosna, era guiada por una muchacha joven y bonita. Los “caballeros” le lanzaban piropos, pero no le daban la plata. Y entonces la muchacha decía: “¿Cómo? ¿Enamorado de mí y no me das una locha?”.

El Himno a las Madres en una de sus partes dice: “Que resuene mi canto sonoro / y en notas brillantes se eleve hasta el cielo / por tres Madres augustas que adoro: / La Madre celeste, mi madre y mi cielo...”.

Valencia, en mayo, se llenaba de flores. Por eso se decía mayo florido. Había flores para las madres y para ornar la Cruz de Mayo presente en cada casa.

Era una Valencia con patios grandes, donde no faltaban matas de rosas, “cuarenta días” y otras plantas que en mayo lluvioso se cubrían de flores. Aquella ciudad más pequeña que la de hoy, pero más tranquila y vegetal, se vestía, en mayo, de flores. Como una hermosa madre obsequiada floralmente por la naturaleza. Entonces recordábamos, en un mar de flores multicolores, plenas de aromas y de vuelos de mariposas, que Valencia también era nuestra madre.

Buena ocasión en mayo para recordarlo otra vez: a la madre de Dios, a la madre patria y a la madre del hombre, debemos agregar una cuarta madre:

Valencia, muchas veces descuidada, pocas veces amada.

¡FELIZ DIA A TODAS LAS MADRES!
El Carabobeño


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