Nuestra convulsionada historia política ha tenido una característica muy particular: la ausencia de instituciones sólidas, duraderas y respetables.

Finalizada la guerra de independencia y separados de Colombia, durante el siglo XIX, fueron individualidades quienes ejercieron el poder sin poner acento en la creación y sostenimiento de aquellas dentro de un marco de legalidad. Salvo una que otra excepción o conducta digna de aplaudir, fueron José Antonio Páez y Antonio Guzmán Blanco quienes dieron - aparte de ser el centro de la actividad política nacional - evidentes señales de auspiciar y consolidar alguna institucionalidad. Por supuesto que hubo otras personalidades que asumieron mando y poder, pero siempre estuvieron girando alrededor de estos históricos mandatarios. En definitiva, la dificultad de propiciar un consistente apego a la Constitución y las leyes estuvo presente todo el tiempo. Eran, entonces, el prestigio, el arrojo, don de mando, la capacidad de organizar partidas, tropas y obtener pertrechos, las que determinaban la gobernanza, los hechos y circunstancias políticas, económicas y sociales. 

El siglo XX se inició de igual forma. Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez añadieron sus nombres a esa manera tan personalista de conducir los destinos de Venezuela. Sin embargo, por allá en 1928, un grupo de estudiantes- como bien lo señaló el historiador Manuel Caballero- comenzaron hablar de ̈NOSOTROS ̈, de despersonalizar la política, de intentar organizar partidos, sindicatos, gremios, de instaurar asociaciones civiles, etc, de manera de modernizar el país, pero también de enterrar la autocracia, el individualismo y el nefasto mando en base a caprichos y arrebatos. Fueron años de afán y propósitos. Ya la actividad política no se haría en función de individualidades si no a través de los partidos, con sus propuestas y - si se quiere - peculiares tesis y programas. Así, el país comprendió que esa era la vía correcta y que más allá de sus destacados dirigentes y personalidades, todo este asunto tendría una estrecha relación con una dirección colectiva y una responsabilidad compartida. 

Lamentablemente, el tiempo, el uso y abuso, hicieron que estas organizaciones perdieran su talante, credibilidad, confianza y extraviaran su importante papel en el quehacer político. De modo que, poco a poco, el respetado y persuasivo dirigente se fue convirtiendo en una individualidad, en un personaje cuyos puntos de vista y opiniones se tomarían como ̈santa palabra ̈ sin importar sus consecuencias o hasta sus efectos dañinos, si fuese el caso. Para más, llegaríamos al extremo de que en un importante partido político se le denominara ̈caudillo ̈ a su máxima autoridad. Y no ya por chanza o cariño, sino por fidelidad perruna y sumisión. 

Los años y los errores nos han dado una lección. Nuevamente, comenzamos a ver la política a través de un necesario ̈Nosotros ̈ y no como hasta hace poco, mediante un ̈yo ̈. En otras palabras, frente aquel personalismo chavista deberemos contraponer el nosotros de la unidad, de la aspiración común y del esfuerzo general. Ya basta de estar cada quien por su cuenta. No desecharlo significaría dar un visto bueno a quienes pretenden protagonismos inapropiados. 

Hasta ahora, toda la movilización así como los planteamientos que han hecho los pre-candidatos a las primarias, apuntan a un total acatamiento de sus resultados y en apoyar decididamente a quien resulte favorecido. 

Buen inicio y magnífico indicio para reiniciar el largo camino de despersonalizar la política, refundar sus imprescindibles instituciones y rehabilitar nuestra democracia. 24 años viviendo como si estuviésemos en pleno siglo XIX y comienzos del XX, debe servirnos de experiencia para nunca más permitir que populistas, caudillos, autócratas y dictadorzuelos alcancen el poder. Gobernar es un asunto de equipo, de integración, unidad y consenso. Sobre todo, para los difíciles tiempos y engorrosas circunstancias que nos tocará enfrentar. 

El ̈NOSOTROS ̈, más allá de cualquier contrariedad o inconveniente, tendrá que prevalecer. 

|*|: Especial para www.opinionynoticias.com