Libreta de racionamiento en Venezuela
Escrito por William Anseume | X: @WilliamAnseumeB   
Sábado, 04 de Marzo de 2023 00:00

altLa despreciable aplicación de la "Libreta de racionamiento" cubana también campea en Venezuela, cada vez menos disimuladamente.

Las bolsas Clap son la muestra más palpable de ello. Pero hay más. Últimamente en las barriadas y diversas poblaciones menos "favorecidas" han comenzado a enviar, con mayor énfasis desde el año pasado, alimentos complementarios a bajos precios en camiones o mercados populares. Y más, a través de los consejos comunales expenden a muy bajos precios, realmente ridículos en comparación con lo normalizado: pollo, pescado, carne, a veces de dudosa procedencia o de controles sanitarios cuestionables, cuando existe alguno. Ellos envían lo que sea y usted agarra o deja.

Recuerdo que acerca del municipio Guaicaipuro realicé una denuncia en su oportunidad, ante la asombrada queja manifiesta de ciudadanos que adquirieron una carne molida muy barata, tanto como roja. En un transporte al que la alcaldesa de entonces le había colgado el nombre no serio de Guaicabús. Decían los compradores, sin contención, que se trataba de carne de caballo. Además expelía un olor muy particular, propio de la descomposición. El bus guaica dejó inmediatamente de venir.  Ahora distribuyen a bajos precios combos con mortadelas también, llaman así a una especie de licuado cárnico embojotado, sin información de sus características, su composición, ni siquiera el peso. La ciudadanía, prácticamente, se ve compelida a hacerse de aquello, casi regalado. A "alimentarse" así. Y estos procesos de compra-venta se han ido profundizando de este bochornoso modo. 

De allí que es fácil deducir la empujada que nos acometen para ir derecho a la libreta de racionamiento de un modo poco escandaloso, poco perceptible u olvidable con suma facilidad, en medio de tanta problemática, de tanta necesidad humana creada por estos régimenes de exportación con los que se solaza el Foro de Sao Paulo. La discriminación pasa porque no toda la población se puede hacer acreedora de estos "beneficios". ¿Será que en esto se ha venido traduciendo la ayuda humanitaria tan velada? ¿O son simples negocios de los inescrupulosos que tienen a su abanderado tras las rejas en los EEUU? Difícil saberlo con alguna certeza. Lo que sí se sabe es el expendio casi semanal o mensual de estos productos. 

No es complicado aventurar la idea de que el problema laboral que se extiende en todo el país, sin tregua alguna en esta guerra, no encuentra respuesta oficial porque se la han venido dando a cuenta gotas con esta innominada tarjeta de racionamiento. Obviamente no la van a llamar de este mismo modo. Pero se percibe la mano y el cerebro cubano detrás de estas acciones. No hay dinero para profesores, maestros, médicos, enfermeras, trabajadores y obreros de la administración pública, pero hay racionamiento que garantiza la mínima alimentación como para que el esclavismo siga su función. La explotación debe incluir al menos el sustento para sostener en pie a los esclavos, a los explotados, así ni siquiera puedan transportarse. 

El sátrapa al frente de Cuba expresó hace no mucho en la ONU que: "el gobierno cubano con extraordinarios esfuerzos y pese a carencias y dificultades, garantiza el derecho universal a la alimentación, a través de la canasta familiar normada que reciben todos los cubanos y cubanas, y que incluye 19 productos alimentarios de primera necesidad a precios asequibles". Díaz-Canel atribuye al bloqueo este sano -según él- proceder.  ¿Alguna similitud puede apreciarse? De cajón sabemos que los cubanos no están bien alimentados. Miserabilizados desde el poder y su estúpido manejo, los habitantes de la tierra de Martí comparten con nosotros también la desgracia del hambre distribuida por quienes deberían encargarse de esparcir vida digna, trabajo digno para el sustento. 

Aquí la tarjeta de racionamiento se llama bolsa Clap. Se le suman las ventas fortuitas al alcance consuetudinario de no todos. Pero la calamidad es compartida. La producción de desplazados también. La entrada de recursos por remesas igual. Nos falta el aislamiento definitivo con el agua. Pero mentalmente ya lo van logrando, causando traumas y vulneraciones al cerebro de los habitantes que sobreviven de mera casualidad en estos territorios de cautivos. La tarjeta de racionamiento avanza. La penetración cubana va más allá de lo calculado. Mucho más allá. En los tuétanos sería poco ubicarla.  

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