Estos días navideños son propicios para la reflexión, para mirar  atrás  y hacer un balance descarnado de las cosas  positivas

y negativas que nos han sucedido. La navidad, más allá de su celebración, alegría y la conmemoración del nacimiento del Niño Dios, trae consigo recogimiento, meditación y algo de planificación para nuestro futuro inmediato. Se aproxima también el fin de año. Serán días cargados de mucha incertidumbre y de grandes expectativas, pero también de querer dejar atrás la inamovilidad, los inalcanzados cálculos y las angustias  que nos dejó el 2022.

 Ha llegado el tiempo de echar andar nuestro ánimo y decisión de cambio. De reclutar la esperanza. No es momento para quedarse atrás. El próximo año el año tiene que ser distinto, mejor, lleno de aciertos y de conquistas democráticas.

Desde hace 22 años, la difícil situación nacional ha venido agudizándose paulatinamente. La ausencia de consensuadas políticas públicas y la total desnaturalización de las principales instituciones del Estado han traído – como consecuencia -  una acentuada polarización y radicales posiciones que han impedido nuestro normal desenvolvimiento como colectividad.

Ante este cuadro, y si queremos realmente restablecer la democracia, debemos empezar por unificar las diferentes oposiciones y lograr un consenso en cuanto a este propósito común. Jamás conseguiremos superar esta situación, si  continuamos dispersos y, sobre todo, con las consabidas pretensiones de querer demostrar quien aglutina mayorías o respaldos que a la postre resultarán  irreales o fantasiosos.

Precisamos de  acuerdos y concertación dentro de las filas opositoras. No nos cansaremos de decirlo y divulgarlo.

La Fundación Ávila, asociación civil, sin fines de lucro, de carácter privado, próxima a cumplir 23 años, viene desarrollando un programa que - justamente -   apunta hacia este ansiado y necesario concierto.

 Sin perjuicio  de sus responsabilidades académicas, ha emprendido este proyecto con el convencimiento de que no será posible derrotar al régimen, sin un previo y franco acuerdo. Hasta ahora, ha sostenido conversaciones con algunas personalidades políticas, gremiales y académicas, con resultados muy satisfactorios.

Convenimos en que no estamos descubriendo el agua tibia, pero las  tan voceadas primarias no van a resolver este grave escollo. Elegir un candidato presidencial sin garantizarle luego una plataforma verdaderamente sólida y sin ranuras divergentes, es lanzarnos por el  precipicio de la derrota y la frustración.

Desde la Fundación Ávila estamos haciendo un modesto aporte. Y en este sentido, creemos que todos lo pueden hacer. Por supuesto, cada quien a su manera. Nadie sobra. Al contrario, aquí todo el mundo hace falta. Ojalá el año que viene podamos concretar una política opositora capaz de crear una fuerza imbatible y cuyos pilotes principales estén hechos de  pactos inteligentes y transparentes acuerdos. Los principales voceros de los distintos sectores  que hacen vida en el país y los más reconocidos dirigentes políticos tienen la palabra.

Que esta navidad nos traiga la unión y la fuerza que requerimos, y que el 2023 nos posibilite la concertación que tanta falta nos hace. Para ello, repetimos, hay que reclutar la esperanza. De nuestra parte,  les deseamos a todos  una feliz navidad y un venturoso y democrático año nuevo.

|*|: Especial para www.opinionynoticias.com