La crisis venezolana empeora con el paso de los días. Es más que evidente que ya no estamos al borde del abismo, sino que caemos al fondo de éste.

Quienes controlan la economía perdieron la brújula y soltaron el timón. El país está realmente a la deriva, y solo el cambio de gobierno es la solución a la crisis que padecemos y el único método de salvar lo que nos queda de república y de país. 

Actualmente, si no es la escasez de alimentos, la inflación, los apagones, o la falta de agua potable, es otro tipo de calamidad como la que padecemos en este preciso momento con la escasez de combustible a lo largo y ancho de la nación.

Lo cierto es que el actual régimen venezolano es una acumulación de errores y una producción permanente de problemas que agobian a millones de venezolanos, sobre todo a aquellos que menos tienen. 

Ante semejante realidad, nosotros seguimos trabajando, organizándonos y haciéndole frente a la difícil situación. Sin miedo y con la fuerza de convicción, no permitiremos que aquellos que quieren aniquilar a Venezuela se terminen de salir con la suya.

Desde Barcelona nos mantenemos en las calles, organizando a los barceloneses, realizando actividades, orientando la lucha democrática y regando la mata de la esperanza en una sociedad tan duramente golpeada por la situación generada por la destrucción planificada del país a manos de aquellos que se han enquistado en el poder. 

La tarea es difícil, transitamos un camino pantanoso, tormentoso y con muchas espinas. No obstante, nosotros no nos rendimos, ni nos rendiremos nunca. 

Los barceloneses necesitan esperanzas, igual que el resto de los venezolanos, y nosotros, cueste lo que nos cueste, seguiremos adelante, dándolo todo por una Venezuela libre y por una Barcelona de desarrollo. 

Sabemos que aquellos que usurpan el poder, no quieren soltarlo. Debido a esto nosotros, los demócratas, debemos continuar la gesta por la liberación nacional a través de la unión sincera y efectiva de todos los sectores del país, mediante la presión cívica de calle, y organizándonos cada vez más en nuestras barriadas, urbanizaciones y caseríos. 

Ellos juegan a nuestro cansancio, a nuestra derrota anímica para conseguir su permanencia en el poder. ¿Los dejaremos? Estoy convencido que los venezolanos no cederemos, que lucharemos hasta lograr el cese de la usurpación por completo. 

Seguimos adelante… Seguimos luchando por Venezuela.