Censos, comisiones, Estados mayores, misiones, encuentros, enroques, congresos, diálogos, negociaciones, diagnósticos, rebautizos, mecanismos puestos al derecho

y al revés, planes, sub planes, pruebas, ensayos, improvisaciones, en fin… fracasos tras fracasos que giran en torno a un mismo proyecto centralista de élites kakistocráticas, de controles y racionamientos mientras el país sigue cayendo cada vez más aprisa, más profundo. Ello solo tiene una explicación: el proyecto y el recurso humano que lo encabeza debe ser cambiado, revertido 180° en lo político, económico y social.

Pocos proyectos políticos han fracasado con la contundencia que lo ha hecho el chavismo, pues con un boom petrolero de una década de duración, con las inconmensurables bellezas y riquezas naturales, con el talento y “paciencia” de un pueblo extremadamente noble, el modelo país propuesto por Hugo Chávez fracasó, incluso desde que él estaba vivo. Su visión patrimonial del poder, su engringolada perspectiva militar, sus caducas convicciones ideológicas dieron el tiro de gracia a una democracia que venía dando tumbos si, pero lo único que necesitaba era la visión de hombres de Estado, que hicieran de la institucionalidad, la educación y el trabajo los pilares fundamentales de nuestro desarrollo, lamentablemente, en las dos últimas décadas el populismo caudillesco izó bandera. 

Las incipientes “medidas económicas” recién anunciadas por Maduro son como sí quien vive en una casa a punto de derrumbarse decidiera únicamente pintarla, en nada ayudan a corregir ni solucionar los estragos de casi 20 años de políticas económicas erradas, obsoletas, inexistentes e impuestas, sin mencionar su pestilencia comunistoide, mismas que generan la escasez e hiperinflación y todo el caos público/privado… no queremos ser redundantes, pero Freddy Bernal, coartífice de este proyecto oscurantista, recientemente reconoció culpas.

La realidad del país se complica cuando el chavismo es un rimbombantemente fracaso para el pueblo, pero es un rotundo éxito planificado para quienes lo continúan aplicando y se han atornillado al poder asesinando la vía democrática como mecanismo reconstructivo ¿Qué nos queda? pues, lo que está ocurriendo; el empeoramiento progresivo de todos los males que agobian al pueblo, mientras, el gobierno intenta ganarle tiempo a su inevitable caída ¡sí, inevitable! porque lo otro que ocurre en paralelo es la ausencia absoluta de confianza y credibilidad en un gobierno calificado como la peor corrupción luego de la segunda guerra mundial, el régimen fue incapaz de prever su financiamiento, arrasó con todo, está solo “Cuesta abajo en su rodada”, sin apoyo interno ni externo capaz de salvarlo. 

La única solución a las terribles pandemias que han azotado la nación por casi 20 años es revertir el proyecto chavista, en todos los niveles, en su lugar sembrar el respeto a la ley, a los derechos y libertades, un nuevo proyecto que tenga como norte hacer de la educación y el trabajo los pilares del desarrollo venezolano… no carnets partidistas, bonos populistas, restricciones, controles, racionamientos, ni la idiotizante e ignominiosa idolatría a gobernantes autoengrandecidos... un proyecto que se apoye en venezolanos, no en chinos, cubanos, ni en ninguna otra nacionalidad, sino en ¡VENEZOLANOS!