Este gobierno esta resteado con el desastre nacional y no ve alternativas al caos generado por ellos ni puede hacer ya rectificaciones,

porque cree que a mayor desastre la gente se va a desesperar más y eso nos obligará a los venezolanos y a la comunidad internacional a negociar su salida en paz y a perdonar y olvidar el desastre causado por el chavismo.

Pero uno debe aceptar primero, que toda realidad tiene más de dos caras y la cara que quiero resaltar hoy es que este desastre representa el fin de dos mitos terribles de nuestra cultura, uno, el igualitarismo ramplón y falaz de los socialistas latinoamericanos representados por el Foro de Sao Paulo y el otro mito desmontado es la eficiencia de los militares para resolver los problemas de gobernabilidad en la sociedad venezolana.

Cualquiera que diga hoy “aquí lo que hace falta es un militar que ponga orden” no es otra cosa que un cretino, pues Pérez Jiménez fue un buen gerente y gobernante porque se alió con gran parte de los mejores técnicos e intelectuales de la época, pero estos carajos que rodean a maduro o al difunto a duras penas saben leer y escribir.

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Los militares son los que gobiernan en este país desde hace años

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y hay que saber diferenciar, primero, que el desastre originario actual es el plan socialista del país diseñado por los cubanos y el fiambre, el peor criminal de nuestra historia, pero los ejecutantes de ese plan macabro han sido desde los tiempos del Plan Bolívar 2000 los militares, cuya única habilidad demostrada en todos estos años es la represión de los ciudadanos donde han muerto muchos jóvenes y adultos. Esto es como una música pésima escrita por un ignorante e interpretada después por unos cañoneros y come nabo que tocaron mal y se robaron hasta la torta del cumpleañero. Tan culpables es el autor de la letra como los intérpretes.

No hay manera que este desastre pueda continuar por mucho esfuerzo que hagan algunos políticos de oposición que predican la tolerancia del chavismo. Puede que unos de buena fe busquen salidas políticas y electorales para evitar una confrontación definitiva donde no saldrán ganadores nacionales porque la situación es tan grave que hasta la nación puede desaparecer. Otros, seguramente lo hacen por su pasado chavista y por su tentación perpetua de guisos y acuerdos, de los cuales han vivido toda la vida.

Por otro lado, mientras más juega el chavismo a la destrucción del país, proporcionalmente será más necesaria una intervención extranjera para sustituir a las fuerzas represivas de la nación porque no tienen ni espacio ni futuro en una sociedad democrática y este es el nudo gordiano de la transición.

Hace un par de años clamaba yo por un diálogo abierto de todos en busca de una transición, pero hoy eso parece utópico. Hace dos años, previendo esto puse como ejemplo que debía existir una reunión de cirujanos, cardiólogos e internistas para salvar al paciente. Hoy acaso lo único posible es una reunión de forenses. Eso sucede con los procesos políticos fallidos. No lo digo ni desde la decepción ni de la tristeza, y al contrario, estaría muy feliz por haberme equivocado, pues en los procesos políticos pueden suceder milagros, pero si uno suma la destrucción del país, el caos económico, la destrucción de pdvsa, la deserción universitaria y estudiantil, el divorcio entre la economía normal y esta locura de emitir billetes sin parar, que se van quien sabe a dónde y la hiperinflación sin productividad, más el éxodo masivo de los más competentes, no queda otra conclusión que esta. Pero debemos seguir en la lucha porque en la vida, en la política y en el arte los milagros también suceden. 

En la foto la Santísima Trinidad y la coronación de la virgen que fue adoptada por el Concilio de Trento pero que llegó a nuestras costas dos siglos después, pues antes se representaba con la imagen de Dios en el centro y a los lados, luego el Espíritu Santo al centro fue substituida por la paloma blanca