En tiempos difíciles es necesario mantenerse en pie y sacar un aprendizaje de las malas experiencias. Esto es propicio para franquear el remolino de desconcierto que hoy viven muchos empleados y ahorristas de los bancos intervenidos la semana que recién acaba. Ciertamente la situación no es fácil. Especialmente en el mes de diciembre cuando todos esperamos el pago de las utilidades y aguardamos con impaciencia el cobro de las mismas para la realización de planes que tenemos trazados. Más aún si hay niños pequeños que esperan ansiosamente la llegada del Niño Jesús. Hay una crisis bancaria, _a pesar de las declaraciones de la Señora Presidenta del TSJ, _sí existe una crisis bancaria. Desde el mismo momento en que un pequeño ahorrista no pueda sacar su dinero del banco por falta de liquidez, hay una crisis. Si no, ¿cómo se llama eso?

"Aquí no hay ninguna crisis bancaria, sólo han habido eventos que están siendo corregidos a través de los mecanismos ordinarios de control del Estado", declaró Luisa Estella Morales. ¿Y por qué será que esos mecanismos de control del Estado no funcionaron antes, cuando no se revisó el origen de los fondos para la creación o compra de dichos bancos?  Pero quién sabe si ese ‘evento’ como lo llama la máxima autoridad de los tribunales del país, pueda hacer que la historia de un giro y nos cambie la vida a los venezolanos. No se puede tapar el sol con un dedo. Cada vez son más los desatinos en las declaraciones y las acciones de las cabezas del poder y menos la paciencia del pueblo venezolano para seguir aguantando tanta burla, tanta delincuencia y tanta grosería.

A veces es inexplicable la aparente indiferencia de la gente ante las arbitrariedades, pero basta meterse con el hambre y con el bolsillo de los fieles para que acabe la devoción y reaccionen airadamente. Si el principal implicado en el problema bancario era el gran jefe de Mercal, ¿qué pasará ahora con los precios solidarios y los productos que no se consiguen en ningún lado sino en estos mercados populares? Diciembre no es un buen mes para las crisis. Menos si se pega al estómago del soberano y hay dinero de por medio.  

Un ejercicio de memoria para recordar lo que sucedió en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez quizá nos brinde algunas luces. La principal queja que se escuchaba tenía que ver con la corrupción, desde la presidencia para abajo; el excesivo gasto gubernamental, el exageradísimo número de escoltas para los funcionarios públicos, la ayuda a otros países, como Nicaragua, _recordemos la razón por la que fue juzgado y sentenciado el ex presidente_, mientras en el nuestro nos aumentaban los servicios públicos, subían los precios de los productos de la cesta básica y crecía la inflación. Eso motivó el lamentable episodio del 89 conocido como El Caracazo…

Lo cierto es que, en aquel entonces, el pueblo, las ‘bases’, _como se suele llamar en el argot del mundo político, _ reaccionaron con violencia. Ojalá esta vez eso no suceda. Hoy sabemos que la mejor manera de rebelarse ante tanta injusticia es con la fuerza de los votos. Y de cara a las próximas elecciones parlamentarias es imperativo no olvidar que si el pasado no lo podemos cambiar, sí es posible aprender de él y sacar de lo malo, lo mejor. Lo malo ya lo tenemos. Lo mejor será posible, si queremos.


Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla