Indica la conseja que “cada ladrón juzga por su propia condición”, y así se desprende de la obsesión por los golpes que tienen quienes detentan el poder

político en Venezuela. Ellos, golpistas de uña en el rabo, son duchos en la materia, hasta el punto de refinar los procedimientos para hacer trizas la Constitución sin ningún tipo de escrúpulo. Este año que se avizora muy difícil, lo comienzan montando un supuesto comando anti-golpe, con el sólo propósito de infundir más miedo en la población, sean estos opositores o todavía simpatizantes de su proyecto político. Anuncian a todo gañote, la realización de un “plan de ejercicio militar para enfrentar la agresión imperialista”, es decir, toda una parafernalia ceñida al desgastado guión de siempre. Lo paradójico de esto, es que nada dicen de la agresión del gobierno guyanés, presidido por el milico, David Granger, en contra de los legítimos derechos de Venezuela sobre el territorio Esequibo.

Guyana va con todos los hierros, en su propósito de pisotear la soberanía nacional y los responsables de hacerle frente aquí en Venezuela, nada hacen, porque sencillamente no les interesa.

El show montado en el 2014, ante una plenaria dócil de la Asamblea Nacional controlada por el gobierno, no fue más que eso, un circo, una gran farsa. Las reuniones sostenidas en la sede de las Naciones Unidas luego de aquello, no fueron más allá de los desabridos estrechones de manos y rostros hipócritas. Un gobierno verdaderamente comprometido con la defensa de los intereses nacionales, hace tiempo hubiese plantado, no una protesta oficiosa a los movimientos invasivos de Guyana, sino una postura contundente y disuasiva para frenar esa verdadera agresión.

Pero en lugar de ello, nuestros patriotas de opereta, prefieren quedarse en el triste papel del roedor que ruge ante amenazas simuladas. No es de extrañar que sea así, el mismísimo Hugo Chávez, campeón de las mentiras de opereta, les enseñó muy bien como se debe tiranizar al prójimo y actuar servilmente ante los supuestos aliados, aún a costa de la perdida de la dignidad nacional. Quo usque tandem ...