Conducción y acción
Escrito por Luis Edgardo Mata   
Jueves, 27 de Octubre de 2016 04:29

altVenezuela está atravesando una crisis. No podemos ocultarlo, pero esta crisis tiene varias dimensiones

y demasiadas aristas.

La crisis venezolana es económica, social, institucional y política, y ésta es agravada por la carencia de una conducción política clara y asertiva.

Cuando nos referimos al Gobierno podemos afirmar que ellos sí tienen un direccionalidad, y lo decimos porque ellos  tienen claro lo que quieren hacer y por esa razón han profundizado en un proceso que significa la aniquilación nacional, mientas en el campo de la oposición persiste una acefalia política.

En muchas ocasiones en el seno de la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) se toman decisión más movidos por el termómetro de las redes sociales, por los cambios de humor de la colectividad, que por racionamientos políticos de peso.

A veces los apasionamientos políticos vencen en la balanza de la toma de posiciones, y esto debe acabarse de una vez por todas en el seno de la unión opositora.

La carencia de una concepción consensuada de las políticas a ejecutar ha sido una de las panaceas que le ha permitido al régimen mantenerse, aunque tambaleante, en el poder.

Por ejemplo, con respeto a la supuesta firma que algunos alcaldes hicieron a un documento de aceptación del Presupuesto 2017 la iniciativa de “expulsarlos” de los partidos políticos e inclusive de la plataforma unitaria la juzgo como un error.

No es la hora de exclusiones, es el momento de unidad y amplitud.

Claro, debemos ser garantes de la amplitud, pero sin olvidar que lo que hagamos o dejemos de hacer en estas horas menguadas de la república no serán olvidado en los venideros tiempos mejores que se aproximan.

Y estos sectarismos ocurren precisamente por la ausencia de una conducción política firme  y diáfana.

Ahora permítanme referirme al llamado al diálogo nacional.  

El diálogo per se no es malo, todos los demócratas tenemos que dialogar, es la esencia de la democracia y el pluralismo, lo que es recriminable en la actitud en el inicio de ese diálogo es la forma como se abordó.

Para entablar una mesa de conversación Gobierno-Oposición, primero se deben dejarse varios tópicos claros: Libertad de los presos políticos, respeto y acatamiento a las decisiones de la Asamblea Nacional y fecha para el Referendo Revocatorio o elecciones generales.
Y lo más importante, es que el diálogo no ampute el deseo de  lucha de millones de venezolanos que se encuentran en las calles justamente cuando redacto este escrito.

El diálogo no cercena la agenda de calle de la oposición y no ata las iniciativas parlamentarias, ni opaca las acciones en el ámbito internacional.

Lo que ocurrió es que, por carencia de un conducción política clara, se trató el tema del diálogo como un asunto baladí, que pudo haber afectado el ánimo de millones de venezolanos que no se calan más al régimen que encabeza Nicolás Maduro.

Gracias a la inexistencia de una conducción efectiva es que no se han tomado acciones más concretas para presionar al régimen y a sus defensores en el Tribunal Supremo de Justicia y en el Consejo Nacional Electoral.

La convocatoria a un Paro Nacional, propuesta que realizamos hace meses, se ha convocado en este instante (a escribir mi artículo), lo que pudiera significar que empieza a sentirse una conducción política nueva y decidida. Ojalá que así sea.

@luisedgardomata



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