El país al revés
Escrito por Dr. Ángel R. Lombardi G. | X: @lombardiboscan   
Martes, 28 de Octubre de 2014 06:39

altNuestra insólita Venezuela. Antes debo advertir que el tiempo de la historia es el pasado mientras que el verdadero tiempo del historiador es el presente donde están nuestras luchas y deberes.

Luego, no me interesa llevar a cabo una apología del pasado bajo la premisa: “cuando éramos felices y no lo sabíamos”, el ayer es el ayer, y soy un ferviente creyente del futuro como posibilidad abierta del ahora.


No obstante es inevitable hacer una relación entre lo que fuimos en los ámbitos de las realizaciones y la actual regresión que nos condena a un sufrimiento ciudadano cada día más intolerable en términos de un bienestar al cual todos aspiramos.

Mucha gente era feliz en un aeropuerto, era como su segundo hogar. Hoy el aeropuerto ha devenido en una estancia infernal. Vuelos retrasados, maletas extraviadas y robadas junto al circular vejamen de las revisiones culposas. Esto sin señalar la ausencia de comodidades y servicios al viajero. Luego, viajar es hoy, un asunto de la gente pudiente, un contra sentido de parte de un gobierno que se autodenomina como “popular”. Un viaje a París hoy se cotiza alrededor de 1000$, saliendo de Maracaibo haciendo escalas en Aruba y Nueva York.

Pedir permiso para viajar. Desde que se impuso el control de cambios (2003) hay que acudir a CADIVI para la tramitación de los apetecidos dólares preferenciales por los cuales hoy “matan” los raspa cupos y demás especies. La franja entre lo legal e ilegal es apenas tenue alrededor de éste procedimiento. Y esto sin señalar todas las distorsiones que se producen en nuestro aparato productivo al mantener cuatro tipos de cotización del dólar.

Guerra Económica. Se entiende que una economía esté devastada luego de sufrir una guerra a base de cañonazos y bombas, que no es el caso nuestro. Aquí lo que ha existido es un control totalitario del Estado basado en la ineficiencia y la corrupción más desbordante junto a una inflación desatada de las más altas del mundo, lo cual termina siendo un inaceptable impuesto a los más pobres y clase media. El corolario de la “Guerra Económica” es la “Independencia Alimentaria”, un barato eufemismo para medio solapar el más atroz desabastecimiento de los alimentos y productos fundamentales del día a día de los venezolanos.

Una potencia petrolera cuestionada que inéditamente ha tenido que importar petróleo liviano de Argelia y cuyos records de accidentes en sus instalaciones ya son proverbiales. A esto hay que agregar el estancamiento de la producción petrolera por la ausencia de inversiones y el desplome de los precios del petróleo que hiere de muerte todo el mecanismo rentista del Estado poniendo en jaque su populista política social alrededor de las misiones.

Decía Manuel Caballero que el gran logro del siglo XX venezolano fue la conquista de la paz. Hoy esa paz se encuentra subvertida y los síntomas cruentos de una guerra civil se padecen todos los días bajo el imperio de la delincuencia y la intolerancia política que impide el ejercicio de la Democracia. Venezuela tiene el raro privilegio de tener un toque de queda sin decretársele luego de las 8 pm en todas sus principales ciudades. Alucinante fue presenciar los funerales de Estado de un diputado oficialista mientras que a una luminaria como Jacinto Convit, su adiós, pasó sin pena ni gloria.

 (*): DIRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS HISTORICOS DE LUZ




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