La negación y la mentira como métodos fundamentales de control social reflejan el atraso o retroceso de los pueblos.

“¿Por qué inactivo está el senado / e inmóviles los senadores no legislan? / porque hoy llegan los bárbaros…”

Konstantino Kavafis

“Yo no espero nada bueno de la derecha venezolana”

Nicolás Maduro 

“En Venezuela las restricciones son directas para quien se opone e indirectas para quien piensa”

Vecino acucioso

“P´alante y p´atrás como le gusta a Nicolás”

Pinta en pared

“Educación es el aprovechamiento constructivo de los miles de años de errores y aciertos de la especie humana. Condición indispensable para la evolución saludable y la felicidad de nuestra especie”

Dicho NEUROCODEX

“Parálisis” fue la palabra que vino a mi mente mientras escuchaba a Nicolás dando su versión de los acontecimientos terribles alrededor de la trágica muerte de ese joven enamorado, aparentemente, de un modelo que viaja bastante lejos de una práctica masiva de lo que predican.

¿Estará mintiendo? ¿Dentro de unos días dirá todo lo contrario? ¿Qué quiso mostrar con un video que no mostraba casi nada de lo importante en el daño causado? ¿Eso no pertenece al secreto sumarial de los juicios respectivos? ¿Qué revela ese empeño en mostrar los dedos extremadamente juntos cuando se dirige a nosotros? En la Venezuela actual es imposible tener una idea clara de cuanto acontece y la razón es muy sencilla: la falta de correlación evidente entre lo que dicen las autoridades y la vida cotidiana es espantosa. Me remito a un caso: la epidemia de Chikungunya. Conozco directamente más de 100 casos de la enfermedad en el último mes, durante el cual las autoridades negaban la existencia de lo que uno veía avanzar rápidamente por las calles de Caracas; sólo cuando se estima que los casos pasan de cientos de miles entonces corren desesperados a traer médicos (sic) cubanos para que resuelvan (sic) la situación.

La negación y la mentira como métodos fundamentales de control social reflejan el atraso o retroceso de los pueblos. Y el retroceso es posible porque cada nueva generación tiene como único recurso de progreso el conocimiento y dominio del historial de aciertos y errores de la cultura, forma adecuada de asumir la humildad de sabernos limitados.

El empeño en señalar la certeza absoluta es propio de ignorantes e infantiles, incapaces de reconocer el sentido y valor del mejoramiento continuo mediante correcciones a tiempo. “El talento sin probidad es un azote” escribió Bolívar, un vecino sentenció: “la falta de talento sin probidad es una verdadera tragedia humana”…    

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