Descontento nacional y persecución política
Escrito por Freddy Lepage ((ex diputado))   
Viernes, 04 de Septiembre de 2009 08:44

altLlega a su fin el larguísimo idilio entre Chávez y el pueblo venezolano. La popularidad del Presidente (así la edulcoren algunos encuestólogos tarifados) desde hace meses se encuentra por debajo de 50%. Los tiempos de los binóculos y la avenida Bolívar a reventar ya son historia distante. Seguramente en la concentración de mañana convocada por el oficialismo estarán humildes venezolanos (empleados públicos y beneficiarios de las misiones) traídos desde remotas distancias en lujosos autobuses alquilados con los dineros públicos de Pdvsa, ministerios, gobernaciones y alcaldías; so pena de perder sus cargos o beneficios si no se calzan la franela roja. Pero, a pesar de eso, los resultados ya no son los antes.

Esa es la causa por la cual los jerarcas del régimen entran en pánico cuando la gente toma la calle por su cuenta, tal como ocurrió en la pasada manifestación en rechazo a la Ley de Educación. La estrategia es clara: cuando el malestar ciudadano se torna incontrolable, es menester apelar a la más pura y simple represión convertida en animalidad física por algunos desbocados y enceguecidos coroneles (afortunadamente son los menos) que agreden a la población civil (pacífica y desarmada) escondidos detrás de piquetes policiales y de la Guardia Nacional, de la ballena y del rinoceronte.

Pero ya eso no es suficiente: el culillo es del tamaño de sus desmedidas ambiciones de poder. Entonces apelan al librito comunista o fundamentalista. Da lo mismo. Los gobiernos autoritarios y despóticos nada tienen que ver con ideologías. Al final resultan iguales, imponiendo la paz de los sepulcros a sangre y fuego.

La intimidación por medio de la violencia da paso a la criminalización de la disidencia por medio del (vil) uso de una justicia acomodaticia, dispuesta a satisfacer sin chistar ­en todo momento­ al caudillo de la revolución. Con ello buscan momificar a los sectores contestatarios: paralizarlos de miedo… Tal como ocurre en los países visitados por el Presidente de la República: Libia, Argelia, Siria, Irán, Bielorrusia y Rusia. A propósito, qué casualidad que la fiscal Luisa Ortega actúe en milimétrica coincidencia con los juicios políticos contra los seguidores de Musavi, cuyo único delito fue el de expresarse activamente contra el fraude cometido en las pasadas elecciones (que atornillaron a Ahmadinejad) iraníes. Por eso repito, los comunistas, las dictaduras de derecha y los gobiernos teocráticos se comportan de la misma manera a los efectos de conservar el poder: siempre apelan al expediente terrorista para desmovilizar a los ciudadanos. ¿Cuál es la diferencia con la revolución bolivariana?… Apuntan a lo mismo: la concentración del poder para instaurar un centralismo autoritario.

Sin embargo, estos procedimientos se tornan anacrónicos e ineficaces, cuando el conjunto de la sociedad se dispone a combatir el triunfo del chantaje y el miedo como instrumentos de lucha política.

El creciente descontento nacional es causado por la falta de una gestión administrativa eficaz a favor de los sectores más desfavorecidos de la población. La protesta popular se torna cada día más evidente. Ya no hay dinero para derrochar a manos llenas. La producción nacional está palo abajo (prácticamente no existe). El costo de la vida y la escasez de productos traen de cabeza a las familias venezolanas.

La economía se contrae mientras la gangrena de la corrupción se come las entrañas de los “revolucionarios”. Chávez ya no genera expectativas; se puso fastidioso pues…

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