Otra jueza que pone la plasta
Escrito por Mario Villegas | @mario_villegas   
Lunes, 04 de Marzo de 2013 03:20

altEl 14 de mayo de 2008, siendo yo un modesto periodista al servicio de la administración pública, fui víctima de una arbitraria medida del Superintendente del SENIAT, José Cabello Rondón, en virtud de la cual se me trasladaba sin mi consentimiento (indispensable, según el estatuto del SENIAT) a la aduana de Santa Elena de Uairén, situada a 1.400 kilómetros de mi residencia en Caracas y me obligaba a separarme de mi familia, especialmente de mis dos hijos menores, cuyos derechos constitucionales están considerados de interés superior y prevalecen frente a otros derechos. Se trataba de una clara retaliación política destinada a castigarme por dos delitos: primero, mantener una columna de opinión crítica en un diario capitalino y, segundo, negarme rotundamente a vestir franela y gorra rojas en mis actividades laborales.

A mi hermano Vladimir, siendo para entonces un importante cuadro del chavismo, le exigí no realizar ninguna gestión en mi favor. No obstante, el 20 de mayo, bajo el título “Un Gulag en el SENIAT”, condenó desde su columna semanal en El Nacional lo que calificó como una medida “apestosa a estalinismo” que de ninguna manera doblegaría mi posición política. Mi otro hermano, Ernesto, también por propia iniciativa, se pronunció el mismo día en su programa de Venezolana de Televisión contra lo que consideró una factura política. “Ojalá el gobierno tuviera mil Mario Villegas, que independientemente de su postura política cumplan con su trabajo. Hay muchos que se ponen una gorra roja o una franela roja y no lo cumplen, o en realidad son aprovechados oportunistas que se las dan de revolucionarios”, dijo con notoria indignación entre muchos otros argumentos. Tres días más tarde, el 23 de mayo, Ernesto dedicó también al caso su columna del semanario Quinto Día, la cual tituló para la ocasión “El autogol”.

Además del rechazo público de mis hermanos, aquella decisión motivó un sinnúmero de publicaciones periodísticas, opiniones de diversos colegas, chavistas y no chavistas, además de pronunciamientos de varios organismos gremiales de los periodistas y de organizaciones defensoras de los derechos humanos.

Meses más tarde, en enero de 2009, se consumó mi destitución, bajo el argumento de que con todo lo que había aparecido en la prensa yo había lesionado la imagen del SENIAT, cuando en verdad se trataba de publicaciones espontáneas de los medios, como el caso de mi recurso de reconsideración obtenido y divulgado por el semanario Quinto Día bajo su propia responsabilidad, así como de reacciones condenatorias a la arbitrariedad de Cabello, las cuales fueron claramente asumidas por sus autores individuales o institucionales.

En demanda de justicia, hice uso de los recursos que me otorgan la Constitución y las leyes de la República. Y cuatro años más tarde, curiosa e insólitamente, la Jueza Superior Novena en lo Civil y Contencioso Administrativo, Geraldine López Blanco, acaba de dictar una sentencia en la que santifica la absurda tesis de que yo no evité que se generase “una matriz de opinión contraria a la institución”, cosa que correspondía exclusivamente a las autoridades del SENIT con el ejercicio de su derecho a réplica o con la sola suspensión de mi arbitrario traslado.

Si nos atenemos al dictamen de la jueza, habría que concluir que lo que hace daño a las instituciones del estado no es que los jerarcas públicos pisoteen la Constitución y las leyes, atropellen y vulneren los derechos de los trabajadores o cometan toda suerte de irregularidades, sino que todo eso llegue al conocimiento de los medios de comunicación y de la sociedad. Mientras todo quede en silencio, bienvenidos los desafueros y las corruptelas.

Si el presidente Hugo Chávez tuvo la osadía de calificar de “plasta” una célebre sentencia del Tribunal Supremo de Justicia, sobradas razones tengo para tildar con el mismo adjetivo la deposición de esta jueza, cuyo dictamen pone en evidencia una vez más el pésimo momento que atraviesa la justicia en Venezuela.
Pero no me rindo. Apelaré de esta decisión ante la Corte de lo Contencioso y agotaré todos los recursos legales que en el ámbito nacional y planetario me confieren mi condición de trabajador venezolano y de honrado ciudadano del mundo.  


ENTREVISTA

Luis Aquiles Moreno, subsecretario general de AD “La crisis sería mucho peor si los chavistas  no tuvieran un adeco por dentro”

-¿Qué queda del partido fundado por Rómulo Betancourt?

-Una organización. De los partidos de la oposición, AD es el único que en el rincón más apartado de Venezuela tiene un comité local y un dirigente a quién buscar.

-¿Dónde y cómo  está Juan Bimba?
-Juan Bimba sigue estando en el corazón del pueblo adeco y presente en cada rincón del país.

-En mayo se cumplen 20 años desde que el último presidente acciondemocratista salió de Miraflores. ¿Qué es lo que más extraña usted de los gobiernos adecos?
-Extraño la verdadera democracia que se vivió con los gobiernos adecos y que al día de hoy está en vías de extinción.

-¿Sigue AD pagando en la oposición la penitencia por sus errores en el ejercicio del poder?
-Los errores en el ejercicio del poder los pagamos no solo los militantes de AD sino los de todos los partidos políticos que gobernaron en la Cuarta República o tuvieron participación en los órganos parlamentarios y ejecutivos con capacidad de decisión pública. Sin embargo, comparados con los errores del presente, aquellos de veinte años atrás parecen minúsculos.

-Si adeco es adeco hasta que se muere, ¿Por qué tantos se fueron detrás de Chávez?
-Esos no se han muerto todavía y les tenemos las puertas abiertas porque estamos seguros que van a regresar.

-¿Qué debe hacer el PSUV para sacarle a los chavistas el adeco que, según Blanca Eekhout, todos llevan por dentro?
-Yo les sugeriría que por pequeño que fuera se lo dejaran, porque si no la crisis del país sería mucho peor.

-¿Cuánto de adecos les queda a Fernando Soto Rojas y a Aristóbulo Istúriz?
-A Aristóbulo, su mantenimiento en la lucha por mejorar el sistema educativo venezolano. Y a Soto Rojas, su tesón en la lucha diaria.

-¿Cómo define a Henry Ramos como ser humano y como dirigente político?
-Como dirigente político, como una persona entregada a la organización, a la cual consiguió en su peor momento y la sacó del foso. Como persona, como un buen amigo, gran conversador y, sobre todo, alguien que sin mezquindad está dispuesto a dar el consejo oportuno en el momento necesario.

-¿La lengua del secretario general es tan urticante dentro de AD como lo es puertas afuera?  
-En AD siempre hay debate y tomas de posiciones en los que, obviamente, Henry participa con el mismo estilo que toda Venezuela le conoce pero siempre animado en la búsqueda del consenso.

-¿Es de fondo e irreversible el antagonismo entre los adecos y los justicieros?
-No. Lo que sucede es que, a diferencia del chavismo, donde las decisiones se toman por mandato de una persona, acá en la Mesa de la Unidad las cosas se discuten y hay puntos de vista distintos. Pero lo más importante son los esfuerzos que se hacen para buscar las cosas que nos unifiquen y encontrar fórmulas de consenso.

-¿Qué de bueno le encuentra a la era chavista que vive el país?
-Muy pocas cosas. Si algo podría reconocer como buena es la política petrolera, no en el despilfarro de sus gastos sino en su carácter nacionalista, que recuerda mucho la tesis petrolera de AD.

-¿Entre las tesis moderadas y las tesis radicales presentes en la oposición, con cuáles se identifica usted?
-Hay que ser radical en unas cosas y moderados en otras. Hay que ser radicales en la defensa de los conceptos democráticos, lo cual no impide sentarse a hablar con el gobierno en cuestiones tan importantes como la liberación de los presos políticos.

-¿Las sesiones del  Parlamento Latinoamericano Capítulo Venezuela son tan deprimentes como las de la Asamblea Nacional?
-Son totalmente distintas. Si de algo me siento contento es de pertenecer al Parlamento Latinoamericano y no a esta Asamblea Nacional.

-¿Qué atributos de Henrique Capriles le gustaría ver en los dirigentes adecos?
-Su capacidad de trabajo.

-¿Están listos los adecos o les va a costar mucho renunciar a su tradición de no repetir jamás un candidato presidencial derrotado?
-Esa ha sido una tradición que ha permanecido en AD desde sus inicios. Sin embargo, dada la crisis que se vive actualmente en Venezuela, no podemos mantener criterios inflexibles y se deben revisar todas las opciones que existan en el tablero.

-¿Puede mencionar al menos a tres dirigentes actuales de AD que reúnan las credenciales para ser Presidente de la República?
-Henry Ramos, Edgar Zambrano y Antonio Ecarri padre.

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Twitter: @mario_villegas

Columna PuñoyLetra del Diario 2001 / OyN


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