La economía es fácil pero...
Escrito por Arlán A. Narváez-Vaz R.   
Miércoles, 18 de Noviembre de 2009 05:10

altHoy presento la última entrega de esta serie sobre aspectos básicos de la economía. Como ya se dijo, “el concepto más importante para compendiar la economía es la producción (el producto o la oferta)” y también la identidad que existe entre ella y las remuneraciones a quienes la generan (el ingreso) puesto que la suma de éstas originan el valor monetario de la producción. Una de las características deseables de la producción para potenciar su capacidad generadora de riqueza, bienestar y prosperidad es que sea eficiente, o sea, en términos más apropiados, productiva.

El concepto de productividad suele ser confuso para la mayor parte de la gente, no sin razón, por cuanto el término “productivo” se puede aplicar simplemente a todo lo que tenga capacidad de generar producción, pero también puede utilizarse para hacer referencia a la eficiencia de la producción; es ésta última acepción la que más interesa en una economía. Producción se refiere básicamente a cantidades de lo producido y productividad a eficiencia de la producción. obtener un aumento en la producción sin haber aumentado la productividad solo supone haber expandido la utilización de los recursos y de los factores (en términos sencillos: maquinaria, insumos y mano de obra). Si el aumento de la producción se logró aun cuando haya disminuido la productividad, solamente puede significar que hubo una inadecuada combinación de recursos y/o factores.

En términos sencillos y simplificando, mayor productividad significa que con el mismo esfuerzo se produce más, reduciendo así los costos por unidad producida, ello suele estimular aumentos de producción, con lo que se logran dos elementos para bajar los precios, costos más bajos y mayor capacidad de la oferta frente a la demanda.

La productividad depende fundamentalmente de tres elementos: 1. Capacitación y valores de empresarios y trabajadores; 2. Capital y tecnología; y 3) Organización. Es en el primero de ellos donde hace más falta ampliar su comprensión por cuanto es donde más daño le ha hecho al país la actual kakistocracia. Primeramente, es inocultable la rampante perversión que caracteriza nuestra formación de recursos humanos: la educación ya no se concibe como medio para la superación personal y de la sociedad sino instrumento para la “ideologización” o adoctrinamiento de jóvenes y trabajadores; la muestra más cruel es el INCE, que dejó de ser una institución de educación para el trabajo y la productividad, para convertirse en “escuela de socialismo". Las llamadas misiones educativas no se quedan atrás en la criminal degeneración de la función educativa del estado, abusando de la necesidad y deseo de superación del pueblo con fines proselitistas. Estas aberraciones no llegaron a verse antes, ni siquiera en la época de los peores abusos de los 40 años precedentes, cuando al menos se entendía la importancia de la formación de los recursos humanos para el progreso personal y de la sociedad.

En la educación formal, además de esa orientación adoctrinadora, tiende a consagrarse el fraude a los esfuerzos y aspiraciones de los educandos en el sacrificio de la calidad de la educación por la masificación, hasta sin contenido, en el otorgamiento de títulos, en muchos casos simplemente por haber estado inscritos. Todo lo planteado no solo imposibilita el logro de mejores niveles de productividad sino que impide la adecuada capitalización de nuestro más importante recurso, el humano, y contribuye a mantener a extensos sectores de la población venezolana al margen de las posibilidades de solución de sus problemas socioeconómicos.

En cuanto a los valores para la responsabilidad y la productividad, el expediente no es menos terrible, con la fábula de que “somos un país rico” y el “estado vela por ti”, creado para mantener a un estado “benefactor” y clientelar (a la sombra del cual se lucran y privilegian los funcionarios), se ha sembrado y extendido la cultura del parasitismo y de la evasión de responsabilidades (“la culpa” siempre es de otro y, si se trata del gobierno, es del gobierno anterior o “del imperio”).

En fin, entender la economía es fácil: la solución a sus problemas básicamente es que hay que ser productivo, tanto en cantidad como en eficiencia, peeero, en venezuela, la kakistocracia hace lo contrario a lo que predicaba claudio nazoa (“no coma cuentos, coma sardinas”), es decir: “no coma sardinas, coma cuentos”. ¡cosas veredes, sancho!

arlannarvaezgmail.com


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