Chávez no será beatificado
Escrito por Enrique Pereira   
Lunes, 02 de Mayo de 2011 05:22

altTolerancia, paz, respeto y amor del bueno. Obviamente no estoy hablando de Hugo Chávez. Ayer domingo la feligresía cristiana estuvo de fiesta. Juan Pablo II, el papa viajero, fue beatificado por la Santa Iglesia, como un reconocimiento justo a una vida entregada a convocar los más profundos valores de la humanidad, pero también cómo la necesidad de ir más allá y reconocer que necesitamos de reordenar el mundo en que vivimos para hacerlo más vivible, para todas las razas que lo habitamos.
Al tiempo que la iglesia hablaba de respeto, Hugo Chávez se deshacía en gritos e improperios, ante una forzada audiencia, en ocasión del día del trabajador.   Cero respeto, muchos insultos para todo aquel que no comulga con sus atrasadas ideas. Cero respeto para con nuestra persona y a las que fueron “sugeridas” para asistir a ese acto de masas. De rojo otra vez, con su kit alimenticio en la mano, regresaban a la carrera cuando comenzaba la lluvia bien avanzada la tarde. Sí el presidente quiere que yo lo respete, debería dar un paso adelante y ser el más respetuoso de los venezolanos. Da pena ajena escuchar sus irrespetuosos discursos en tierra nuestra al tiempo que habla como un corderito en tierra ajena.
Amor con amor se paga. Palabras que suenan vacías en su boca, pues el verdadero amor es sinónimo de sacrificio, de entrega incondicional, de pensar y actuar en cuerpo ajeno y ser capaz de esa entrega, aun a quienes lo adversamos. Amor es una posición alejada del odio. Chávez ha repartido desamor en nuestro pueblo. Ha fomentado un odio entre clases qué genera las barreras que el necesita para evitar que unidos todos, lo bajemos de la silla que tiene amarrada a su cuerpo y que tanto daño le está haciendo al país. Si Chávez entendiera y aplicara el amor, ya la iglesia lo estuviese considerando cómo un ángel en construcción.
La tolerancia le es escasa. Esa capacidad de entender, escuchar y aceptar la diversidad, le fue negada como don. El mira el mundo por un solo cristal y no está dispuesto a entender a los que lo miran por otro. Juan Pablo II visitó las iglesias que le eran ajenas y su tolerancia le permitió convivir con ellas y sus adeptos. Chávez nunca será capaz de entender a su adversario, pues desprecia cualquier idea que no esté en línea con su ensalada ideológica. Por eso habla sólo, sin interlocutores críticos, se escucha siempre a sí mismo.
Promover la paz no está en su mapa de vida. Armas, milicias, guerras y conflictos parecieren ser un componente vital de su receta. Escúchelo por quince minutos y entenderá de qué le hablo. Esa misma concepción violenta de la vida, promueve la violencia que observamos en la sociedad venezolana.
Recordar a Juan Pablo II nos trae de regreso una figura que repartía y propagaba verdaderos valores por el mundo entero. Recordarlo a él no logra otra cosa que desenmascarar la gran farsa que nuestro presidente nos quiere vender. Amor con amor se paga. Chávez no será beatificado.
  @pereiralibre


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