Hasta los mismísimos cojones
Sábado, 18 de Julio de 2009 21:20

altSi algo hay que agradecerle a los militares hondureños es que hayan tenido el coraje de expresar con lealtad y hombría el respeto a su Constitución  y a sus INSTITUCIONES  con mayúsculas, porque esas sí que lo son  hartándose del pillo con vocación de sátrapa, rastrero  y vendido al imperialismo chavista de Manuel Zelaya. Se habrán dicho en silencio, despreciando los maletines con millones de dólares que el jefecito de PDVSA les habrá endosado para comprarles su voluntad  como ya lo habrán hecho con los militares del ALBA  que se guardara sus  millones por el trasero, que ellos, hombres de verdad y no rosadas muestras de entreguismo como las que proliferan en esas alturas gubernativas, estaban hasta los mismísimos cojones.


Es lo que uno deduce al ver en Youtube los discursos del susodicho, convertido por obra y gracia del espíritu santo ˆ el de las arañitas de Sabaneta ˆ en izquierdista bolivariano, revolucionario guevarista y marxista-leninista. Un latifundista hondureño escalado a las cimas del  Poder en brazos del  Partido Liberal súbitamente reconvertido en apóstol de la revolución castro-chavista. Caso semejante no se veía desde los tiempos de Pablo el apóstol. Un caradura, sinvergüenza y ladrón arrastrado a las huestes del caudillismo con la franquicia de una presidencia vitalicia.

La papaya de la Franquicia del Siglo XXI: dólares para comprar marchas multitudinarias, misiones y ambulancias enviadas desde Caracas, propagandistas cubanos disfrazados de alfabetizadores, plebiscitos, urnas, expertos del CNE y computadores envenenadas por Smartmatic incluidas. Fue cuando nuestros militares de la honra se dijeron: estamos hasta los cojones. A este saltarín de la buhonería política y sus aliados rojo-rojitos  los sacamos a patadas. Y los sacaron.


Yo, que no me caracterizo por tener pelos en la lengua, debo confesar que los que me tienen hasta los cojones son los pillos de la izquierda latinoamericana. Son los pillos del PSOE español y los de la Internacional Socialista. Los pillos de la OEA. Y de entre ellos, el pillo mayor, José Miguel Insulza, todos miembros VIP de la caravana del narcopetrolero estado venezolano. Todos comprados por el rosado presidente de PDVSA. Todos desvirgados y ultrajados por el corruptor poder crematístico del teniente coronel.


Latinoamérica da grima. Pero  su izquierda cocalera, argentina, asaltante de bancos y golpista da asco. Es esa izquierda la que le da sustento a la bazofia chavista. La que permite la conversión de nuestras repúblicas en antros y de nuestras instituciones en prostíbulos. Es la que ha sido alimentada con la leche de la democracia para echarnos encima la bilis de sus dictaduras. Es lo que quedó de un pasado honroso, cuando la izquierda luchaba por la libertad y el respeto a la ley. Hoy una ilusión perdida en la historia.


Ha tenido que ser Venezuela la que genere y multiplique el virus de la corrupción y el bacilo de la descomposición moral como armas políticas del caudillismo tenebroso de nuestro recóndito pasado. Ha tenido que ser un venezolano el gran depredador de AMÉRICA LATINA, avergonzando el gentilicio y poniendo al desnudo la ignorancia, la brutalidad, la zafiedad y el odio de que puede ser capaz un venezolano. Ha tenido que ser un militar criollo el que ultraje las mejores tradiciones de la izquierda y la arrastre por el piso de la vergüenza.


¿Cuánto cuesta un izquierdista en América Latina? ¿Cuánto hacer de un pillo de derechas  un pillo de izquierdas? Pregúnteselo a un militar hondureño. Le responderá con un solo gesto. Estaban hasta los mismísimos cojones.



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