Con la movilización de mas de millones de personas en todo el país el 12 de febrero por parte de sectores democráticos adversos a Nicolás Maduro

y el anuncio con mucha fuerza por el presidente Juan Guaidó ese mismo dia que el próximo 23 de febrero entrará la ayuda humanitaria a Venezuela, más la concentración de tropas colombianas en Cúcuta y el envío de cinco mil militares brasileños a Boa Vista, estado de Roraima, a lo cual hay que sumarle que Donald Trump  afirmó que tiene plan B, C y D, en  franca alusión de no haber salida negociada y la negativa del madurismo a la ayuda humanitaria, pareciera que los próximos días serán cruciales para una salida.    

Pero antes, lo que era un pedimento en la mayoría del pueblo venezolano fue hecho realidad el pasado 23 de enero cuando el diputado Juan Guaidó en su carácter de presidente de la Asamblea prestó juramento frente a mas de 700 mil personas en la avenida Francisco de Miranda que a su vez estaban acompañadas por mas de ocho millones de venezolanos concentrados en sitios públicos de todo el territorio nacional, incluyendo pueblitos donde solo sale gente a la calle en tiempos de fiestas patronales. Sin duda que Guaidó ese dia sorprendió a propios y extraños, incluso, pudiéramos decir, a diputados que estaban a su lado en la tarima el 23 de enero salieron a la calle. 

La vaina fue tan sorprendente que cuando Guaidó alzo la mano derecha para jurar como presidente interino de acuerdo a los artículos 233, 333 y 350 de la Constitución Nacional, varios diputados que estaban a su lado movieron los hombros y torcieron los labios en señal de sorpresa. Todos estaban creídos que Juan Guaidó solo diría que se acogía a los citados artículos constitucionales con el fin de establecer un dialogo para buscar acuerdos de realizar nuevas elecciones presidenciales lo mas pronto posible, de acuerdo al guion de los últimos procesos electorales como era costumbre.

Sin embargo y en honor a la verdad, todo tiene su principio y su final. En ese sentido pudiéramos decir que esta etapa comenzó con la espectacular fuga del alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, quien estando preso en su propio casa como cárcel  burló la vigilancia apostada frente a la puerta de su residencia y viajar por tierra durante doce horas pasando por alcabalas donde a pesar de su cara tan conocida no le pedían papeles de identidad, lo cual pudiera dar pie para creer que había cierta complicidad en su fuga, pero eso solo lo sabe Ledezma y los funcionarios militares, hasta llegar al puente Simón Bolívar y mezclarse con la diáspora para llegar a Cututa. 

Una vez en Cúcuta el presidente Juan Manuel Santos lo llama por teléfono para manifestarle interés de hablar con él, pero Ledezma amablemente le dijo que sería otro dia por cuanto tinía prisa de llegar a Europa para entregar a su esposa una carta dirigida al papa Francisco. No sabemos si la “prisa” mencionada por Ledezma tenía que ver con la molestia que sentía con el presidente Santos por haber entregado a la dictadura de maduro a dos jóvenes inocentes que durante cuatro años los tuvieron metidos en unas celdas llamadas la tumba donde recibieron toda clase de torturas. 

Ya residenciado Ledezma en Madrid y en contacto con María Coraje Machado y Leopoldo López dentro del país, se dedicó a recorrer el mundo en busca de apoyo para lo que el denominó la LIBERACION DE VENEZUELA y aprovechando su amistad con Sebastián Piñera de Chile, Mauricio Macri de Argentina y Pedro Pablo Kuczynski de Perú, visitó esos países donde logró que esos presidentes además de expresar solidaridad con la causa Venezuela también consiguió que las leyes migratorias de esos países fuesen menos estrictas para venezolanos. Se entrevistó varias veces con el secretario general de la OEA, Luis Almagro, así como con funcionarios de alto rango del Congreso de EEUU y la Casa Blanca, y varios presidentes de gobiernos europeos.

Luego que Julio Borges se negó a firmar el acuerdo en Santo Domingo tuvo que quedarse en el exterior por la amenaza de cárcel que le esperaba si regresaba a Venezuela, se unió a Ledezma y a Carlos Vecchio, para iniciar una cruzada por Europa y Latinoamérica que incluyó entrevistas en la OEA, Casa Blanca y varios países de Latinoamérica que terminó con el desconocimiento del fraude constituyente y todas sus actuaciones, los cuales están entre otras  las elecciones del 20 de mayo 2018 con las cuales maduro pensaba coronarse, y es lo que ha permitido que haya vacío de poder a partir del 10 de enero 2019.

Volviendo a la juramentación de Guaidó como presidente interino. El 4 de enero el Grupo de Lima en claro mensaje a la oposición venezolana se reunió y acordó desconocer a Maduro a partir del 10 de enero cuando terminaba su primer mandato. Luego el 5 de enero cuando debía elegirse la nueva junta directiva de la Asamblea Nacional eran muchas las contradicciones con relación a la ruta a seguir por parte de la oposición en el parlamento. Se eligió la nueva directiva pero sin ninguna ruta clara a seguir para sacar a maduro. Llegó el 10 de enero y la oposición seguía sin ruta clara, hasta que Guaidó anunció los cabildos abiertos a celebrarse hasta el 23 de enero como el dia D.  

En ese sentido cuando Donald Trump además de decir casi a diario que iba a sacar maduro sin descartar ninguna opción, lo cual repetían sus mas cercanos colaboradores en la Casa Blanca, parecía tener escrito el texto en su teléfono celular para dispararlo el mismo momento que Guaidó jurara como presidente, y así fue. El primer gobierno en reconocer a Guaidó fue el más poderoso militar y económicamente del mundo. Luego vinieron los del grupo de Lima con Canadá incluida, los de la Unión Europea y otros países europeos que no son de la Unión, y de otros continentes. Ahora estamos a la espera del 23-F para el ingreso de la ayuda humanitaria. 

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