Bajo protesta
Escrito por Charito Rojas | @charitorojas   
Miércoles, 28 de Septiembre de 2016 05:21

altLo que está sucediendo en Venezuela es la muerte de la institucionalidad, el cierre de la república


“Cualquier poder si no se basa en la unión, es débil”.

Jean de la Fontaine (1621-1695), escritor francés, famoso por sus fábulas.

“Bajo protesta” la Mesa de la Unidad anunció que iba a recoger el 20% de “voluntades” para hacer el revocatorio, pero sin aceptar las normas inventadas por cuatro rectoras irresponsables que han decidido obstaculizar un mecanismo electoral previsto en la constitución y que ordena el pueblo, arriesgando la paz de Venezuela con el cierre de la única salida oportuna, pacífica y legal.

Por el irrespeto a las leyes, al diálogo, a las salidas electorales es que Colombia tiene 52 años con una guerra interna, librada entre gobiernos constitucionales y grupos guerrilleros cada vez más minoritarios, cuya violencia ha producido 220.000 víctimas. Igual que sus vecinos venezolanos, los colombianos sólo quieren paz, prosperidad y seguridad, pero la incertidumbre es si la lograran accediendo a la impunidad y peticiones políticas de una narcoguerrilla que debe a Colombia más que una disculpa.

En momentos en que el gobierno madurista, apoyado por sus brazos ejecutores, el TSJ y el CNE, bloquea cualquier salida pacífica, llega Nicolás Maduro en calidad de “gobierno acompañante” a la firma de la paz entre el gobierno colombiano y las FARC. Qué ironía, cuando  está a punto de llevar a Venezuela a un estallido de impotencia de imprevisibles consecuencias, por su irracional y por demás inconstitucional voluntad de sabotear la única salida que podría salvar la paz del país. Llegó a última hora y al parecer su única actividad importante fue una imprevista reunión con el Secretario de Estado norteamericano John Kerry. Se sospecha que hablaron de la paz y el revocatorio, dos tópicos unidos indefectiblemente.

Vamos a estar claros: no hay ninguna razón técnica, ningún basamento legal,  para que las cuatro rectoras sustenten el invento de que la recolección debe ser del 20%  regional, es decir que cada estado del país debe lograrlo. La constitución es clarísima y estas señoras no pueden reescribirla. Artículo 72: “Todos los cargos y magistraturas de elección popular son revocables. Transcurrida la mitad del período para el cual fue elegido el funcionario o funcionaria, un número no menor del veinte por ciento de los electores o electoras inscritos en la correspondiente circunscripción podrá solicitar la convocatoria de un referéndum para revocar su mandato.”  Por favor Tibisay, Socorro, Tania, Sandra, explíquennos, ¿cuál es la circunscripción electoral  del presidente de la república de Venezuela?  ¿No es toda Venezuela y por lo tanto debe ser electo por el padrón electoral nacional? Y si lo van a revocar ¿no se van a contar los votos de toda Venezuela? ¿O habrá que revocarlo en cada estado? ¿En cuál parte de la norma dice eso, por favor?

Explíquennos también ¿por qué ustedes asignan poco más de 5.000 máquinas para un proceso nacional donde pueden participar todos los inscritos en el registro, mientras que a las primarias internas del PSUV, un partido cuyos procesos internos no eligen funcionarios públicos ni tienen ninguna relevancia constitucional, fueron asignadas más de 8.000 máquinas?

A esto agregamos que ya el siquiatra anunció movilizaciones por toda Venezuela y la formación de “escudos humanos” para proteger las sedes del CNE de los ciudadanos que quieren ejercer un legítimo derecho; vemos cómo el régimen arrecia su persecución contra opositores utilizando al pretoriano SEBIN (completamente zafado de cualquier organismo de control) para grabar, citar, detener y recluir a quien le dé la gana, obrándose en el estado de derecho; apreciamos el caso omiso que hace el gobierno de todos los llamados de atención de organismos internacionales que ya están clarísimos en la clase de violadores que son; miramos nuestro entorno y vemos el atraso dramático del país, las condiciones infrahumanas en que viven millones de venezolanos, su empobrecimiento acelerado, la caída de la producción nacional a límites de quiebra; y algo a lo cual no se le presta mayor atención pública: la muerte de PDVSA, agobiada de deudas y con su capacidad de extracción y comercialización minimizadas por esta banda de ladrones y canallas que saquearon el país y pretenden seguir haciéndolo así tengan que declarar una dictadura.

No exagero, lo que está sucediendo en Venezuela es la muerte de la institucionalidad, el cierre de la república. Se viene dando desde hace 18 años pero Nicolás Maduro será quien eche la última y decisiva paletada de tierra sobre la tumba de la constitución. El finado debe estar revolcándose en su tumba, donde quiera que esté, por este trágico final de la gesta que él creyó gloriosa. Su heredero quiere salvarse impidiendo que lo revoquen por vías inconstitucionales. Sus limitaciones le impiden ver que el problema no es sólo él sino todos los agravios que el régimen que representa ha infligido a los venezolanos.

Ya no se aguanta una humillación más. Venezuela llegó a su punto de quiebre, en que los ciudadanos exigen un cambio y prefieren hacerlo mediante el pacífico voto, mientras el gobierno azuza a los violentos para defender lo indefendible, con la complicidad de quienes saben que no saldrán impunes de esto si se restaura la democracia. Por eso lo impiden, por eso el descaro en actuaciones de rectoras y magistrados que no les importa lo que diga la ley, que desprecian la ética y el decoro, para convertirse en verdugos de un pueblo, que tarde o temprano les cobrará el daño.

“Bajo protesta” también irán los venezolanos a las máquinas a demostrar que, si los dejan, son mucho pero mucho más del 20% los que quieren cambiar de gobierno. El pueblo sabe que estos son momentos de unidad, que sin ella será difícil enfrentar como bloque a los enemigos que quieren perpetuar una dictadura en el país. Las acusaciones dentro de la misma acera están absolutamente fuera de lugar, la dirigencia ha puesto su pellejo en el asador y trabaja duramente por el revocatorio. Los diputados ni siquiera están cobrando sueldo porque los infames ya no le dan recursos a la Asamblea Nacional. Las diferencias que puedan tener son lógicas dentro de una democracia.

En estos momentos cruciales,  el  pueblo es quien debe hacer suyas las banderas de la unidad, porque no son los dirigentes quienes quieren un revocatorio contra Maduro. Es el 83% del pueblo. Y más le vale al oficialismo respetar la voz soberana de la mayoría. Los venezolanos tenemos el compromiso histórico de rescatar de manos canallas a nuestro país. ¿Rebelión civil? Sólo si se impide la vía electoral y pacífica.  Como recomendó Laureano Vallenilla a Marcos Pérez Jiménez en 1958: “General, mejor nos vamos, mire que pescuezo no retoña”.

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