Los políticos romanos repartían comida, trigo, granos entre los habitantes de las más importantes ciudades del imperio para mantener “contentos” a los moradores de su república y posterior imperio.

No obstante eran los espectáculos de los circos, aquellos con gladiadores, leones, representaciones de batallas y obras de teatro, lo que les permitían distraer la atención de los romanos en medio de las más grandes vicisitudes y escándalos públicos.

Desde aquellos días ha sido común entre algunos actores de la vida pública desarrollar la política del “Pan y Circo” para contentar a los pueblos.

En estos tiempos los venezolanos hemos sido testigos como el oficialismo se ha aferrado a la estrategia del “Circo”para manipular a un sector, cada vez menor, de nuestra población.

Lo sorprendente de la actitud del Gobierno nacional es que no le importa las consecuencias de sus acciones, cada vez más descabelladas.

Por ejemplo en sus circos públicos emprenden “guerras de fantasmas” en contra del primero que se le atraviese.

Así lo han hecho en contra del expresidente de Colombia Álvaro Uribe, el expresidente norteamericano George Bush (hijo), contra el presidente Barack Obama y  el cuento de las firmas, ahora arremeten contra el expresidente de los españoles Felipe González y el propio gobierno ibérico representado por el presidente de gobierno Mariano Rajoy.

Estos circos, que además son aderezados con anuncios pomposos, marchas cada día más lánguidas y actividades carentes de lógica razonable, sólo buscan distraer y ocultar la verdad.

Aunque la diferencia entre los políticos romanos y los venezolanos de hoy, además de una altísima cultura de los primeros, es que los integrantes de la Roma antigua garantizaban el “pan”, es decir, la comida necesaria para el sustento del pueblo, mientras que en la supuesta revolución de aquí es diametralmente lo opuesto.

Aquí lo que vemos es mucho, pero mucho circo y poco, poquísimo pan para millones de ciudadanos que tienen que realizar colas interminables para adquirir los alimentos escasamente suficientes para su sustento.

El alto costo de la vida, el desabastecimiento y la escasez, no solo de alimentos sino de medicinas, repuestos y seguridad, es el látigo que más fuerte cae encima de una sociedad golpeada por la incapacidad de sus mandatarios.

Este circo sin pan, en lo que se ha convertido el Gobierno nacional, tiene que cesar y la única forma y el método idóneo es a través de una mayoría en la Asamblea Nacional que abra el camino hacia la construcción de un sistema con justicia social y real democratización de la nación.

Con tu participación no existen dudas que lo lograremos. Juntos, los demócratas, podremos reconstruir nuestra amada Venezuela.

¡A votar en las primarias… A votar en las parlamentarias y a ganar…!