El “comediante en jefe” en Venecia
Escrito por Marianella Salazar   
Miércoles, 09 de Septiembre de 2009 09:00

altNo hay que ser psiquiatra para percatarse de su enfermizo narcisismo. Además del derroche que se invierte en crear un mito viviente -alejado cada vez más de la investidura presidencial- para convertirse en fenómeno (Oliver Stone dixit), pero en fenómeno psiquiátrico. Hugo Chávez pasará a la posteridad, pero nunca como el Che Guevara, publicitado hasta la saciedad en franelas, pósteres y en cuanta baratija produzca la industria del pop y la voracidad del mercado. Hay que reconocer lo fotogénico que era el Che y lo imponente de su físico, un atractivo que cuenta para el cine, óperas rock y hasta en videojuegos; en cambio, a nuestro “comediante en jefe” le falta sufrir un martirio, como el Che en la selva boliviana, pasar hambre hereje y sudar la gota gorda hasta rebajar esos 40 kilos de sobrepeso que, aunque no logren el efecto exigido por los castings de figuración, al menos ganara en presencia, que es lo ideal en el papel de héroe o villano, que es el rol protagónico que le sienta. Como en el caso de su mentor, inspirador y padre putativo, Fidel Castro, cuya vida también ha sido llevada a la gran pantalla por Oliver Stone, que entre los directores de cine norteamericanos contaminados de izquierda trasnochada es el más recalcitrante propagandista de la dictadura cubana y de grupos terroristas como las FARC, a las que no ha podido documentar después del fracaso de la “Operación Enmanuel”, donde el guionista, con el auspicio y financiamiento de Chávez filmaría el rescate de Clara Rojas y de su hijo nacido en cautiverio.

Desde el Festival de Venezia, el cineasta arremetió contra el presidente Álvaro Uribe al calificarlo como “una de las fuerzas demoníacas en Latinoamérica”. El éxito de Uribe en el rescate de las rehenes y el descubrimiento de Enmanuel en un orfanato fue un balde de agua fría sobre el ego del “Comediante en Jefe” y una gran frustración para el laureado realizador.

Choliver en la alfombra Oliver Stone paseó a Chávez por la alfombra roja como superstar pagada con el ingreso petrolero de uno de los países más violentos y pobres del mundo, pero los venecianos recordaron con indignación el cierre de la planta de Porto Tolle, a pocos kilómetros de la laguna de Venecia, que sería transformada a orimulsión.

Después de años de negociaciones y a sólo dos meses de la firma del decreto de ambientalización con la estatal italiana ENEL, Chávez le cerró las puertas a Bitor, al despedir a todo su personal y, al poco tiempo, transfirió a China el desarrollo energético creado en Venezuela por Intevep. Las autoridades italianas recurrieron a urgentes opciones para la planta, el presidente del Venetto, Giancarlo Galan, hoy reelecto en el poder, recuerda muy bien aquellos meses de incertidumbre. Como era de esperarse, mientras il caudillo estuviera en la Mostra, ni Galan ni el alcalde de Venezia, el filósofo comunista Massimo Cacciari, portaron por el Lido y eso que el Festival está bajo el patrocinio de su alcaldía.

Tic tac

Harry´s bar: miembros de la comitiva presidencial derrocharon en lujosos locales venecianos, entre ellos el Harry´s Bar, donde enloquecieron con el actor Matt Damon. Esas escenas recordaron otras visitas oficiales, cuando la Casa Militar revisaba hasta las pocetas del Palazzo Balbi, en busca de explosivos para evitar un magnicidio con vista al Canal Grande.

Visita confidencial: nuestras fuentes informan que Chávez conversó por más de una hora -en Libia- con el terrorista de Lockerbie, Alí Mohamed Al Megrahi, al que considera héroe… tic tac

Fuente: El Nacional


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