Alexander Calder: arte en movimiento
Escrito por Teo Rodríguez   
Jueves, 26 de Agosto de 2010 19:31

Aaltlexander Calder nació en Lawntown, Pensilvania, el 22 de julio de 1898. Parecía que estaba destinado a ser artista, pues era hijo y nieto de escultores y su madre era pintora. Estudió Ingeniería Mecánica, pero decidió dedicarse al arte. Su producción artística se inicia en Nueva York, ciudad donde elabora sus primeras esculturas a finales de los años 20. Allí celebró sus primeras exposiciones, a las que seguirían otras muchas en Europa, lo que le permitió conocer a la mayoría de las grandes figuras del momento, como Joan Miró, Marcel Duchamp o Piet Mondrian. Es precisamente la obra de este último la que influiría en él más intensamente, impulsándolo a ingresar en el grupo Abstracción-Creación, que se empeñaba en impulsar un arte no objetivo.

Una de las obras cumbre de Calder es su famosísimo Cirque Calder, un pequeño circo en miniatura hecho a mano por el artista, con movimiento, vida y voz en cada uno de los integrantes de la compañía. Era tal la fascinación de Calder con el circo que un buen día comenzó a confeccionar, con los materiales que el usaba magistralmente (trapo, madera, alambre y alguna goma), una pista de circo sobre la que fue añadiendo los personajes que conforman una compañía completa. Todo estaba confeccionado a mano, y cada muñequito, carromato o animal estaba realizado de un modo específico, de modo que bajo la experta manipulación de su creador podía realizarse una función completa.

El mismo Calder daba vida a todos y cada uno de los personajes (trapecistas, domadores, payasos, lanzadores de cuchillo, leones…) y les ponía voz, mientras que su esposa,  aparte, pinchaba en un tocadiscos las típicas melodías circenses. Periódicamente el escultor abría la pista de su Cirque Calder, que fue disfrutado por artistas e intelectuales desde su estreno en París en 1926 (Jean Cocteau, Fernand Léger, Piet Mondrian y Joan Miró fueron algunos de los adeptos), y prácticamente no dejó de hacerlo a ambos lados del Atlántico hasta su muerte en 1976. El Cirque Calder es al fin y al cabo una compleja escultura de juguete con diversos accesorios móviles, y los personajes que lo integran guardan una estrecha relación con el tipo de figuras de alambre que tan magistralmente hacía el artista.

1931 marca un hito en su carrera, ya que realiza su primer móvil. Así lo definió el mismísimo Duchamp cuando contempló una obra abstracta de formas planas que se unían mediante alambres. Su escaso peso hacía que hasta el menor soplo del aire la pusiera en movimiento. Esto siguió siendo una constante en su obra.

Calder se interesó también por los efectos que la luz provoca sobre objetos que cambian de posición en el espacio. Él mismo decía que quería dar movimiento a las obras de Mondrian, que le causaban un enorme impacto.

Pero también hay una serie de obras más figurativas en la producción del artista estadounidense que Jean Arp denominaba “stabiles”. Como su propio nombre indica, no tienen movimiento y son piezas de gran tamaño que recuerdan vagamente imágenes de animales.

Unas y otras lo convirtieron en uno de los escultores más reconocidos del siglo XX, con obras en todas las grandes colecciones del mundo. Desde el MoMA de Nueva York, en la que una de sus esculturas decora la escalera principal, pasando por el aula magna de la Universidad Central de Venezuela  hasta la sede central de la Unesco en París.

Calder murió en Nueva York el 11 de noviembre de 1976.
DCA


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