Recientemente terminó en la ciudad la Feria Iberoamericana de Arte, nuestra querida  FIA, en su edición número XVIII, demostrando una vez mas el interés por el arte de  miles de personas que abarrotaron los espacios del simbólico hotel Tamanaco. En  estos cinco días, me parece, asistieron mas personas de los que acuden en un año a  nuestros maltratados museos, tema que sería bien interesante para debatir en otro  momento. En fin, personas de todo tipo, familias enteras alrededor de las obras,  encuentros sociales, todos en función de una sola cosa: el arte. Por una vez en el año  nos libramos de la política, ¡qué sabroso!

Reflexiones después de este ruidoso evento que durante su desarrollo difícilmente se pueden generar, me llevan a preguntar si realmente esta FIA, al igual que las  anteriores, ofreció propuestas novedosas y serias.

Vemos así el momento de plantear la necesidad de esta joven de 18 años de  reinventarse, de seguir el ejemplo de otras ferias en el mundo al establecer comités de  selección, tener a la cabeza, por ejemplo, un súper comisario (al mejor estilo de Sam  Keller), ir depurándola poco a poco y exigir mayor calidad y ecuanimidad, en fin,  mayores niveles de excelencia a las galerías asistentes, tanto nacionales como  internacionales, creo que así podemos garantizar que ésta llegue a la madurez de una  manera digna y ejemplar y ¿por qué no? ser una plataforma de difusión del arte
venezolano en este mundo globalizado.

Algo que pudimos notar, es que el espejismo de un país rico y seguro de hace dos  ediciones, desapareció, en donde el dinero corría como en las mejores épocas de la  Venezuela Saudita, oportunidad de oro para hacer un balance de lo ocurrido y  establecer referentes.

Ciertamente una feria es eso: una feria, en donde las transacciones van en todas las  direcciones y el mercado quiere imponer sus reglas, pero nunca hay que olvidar que  un evento de este tipo no debe o puede sustituir a los salones de arte, es evidente el  papel que las ferias han tomado en el mundo del arte y su influencia es enorme, de ahí  el compromiso por superarse y plantearse nuevos retos. 

Bien, por algunos espacios institucionales que asistieron a la feria, por Jóvenes con  FIA (cuya apertura es el 19 de julio), por algunas galerías serias y consistentes que  siempre asisten.

Mal, por la falta de mesas de discusión, foros con artistas, comisarios, galeristas y  coleccionistas.

Lejos de caer en criticas destructivas y no reconocer el esfuerzo de sus organizadores,  lo que todos deseamos es ¡larga vida a la FIA!