Recogiendo fragmentos
Escrito por Alirio Pérez Lo Presti | X: @perezlopresti   
Martes, 09 de Mayo de 2023 00:00

altSócrates toma el veneno y pasa a la historia porque Platón deja un registro de lo ocurrido.

Pero no solo deja una obra en relación con su maestro, sino que, en los diálogos, probablemente, Platón hace de Sócrates y de esa manera maestro y discípulo se complementan al punto de que se hacen uno solo o se hacen múltiples para la posteridad. 

En eso exactamente iba pensando camino al trabajo cuando tropecé con un montículo y pulvericé los huesos de mi pie izquierdo. El dolor me hizo aterrizar a la dura (y dolorosa) realidad de la cotidianidad y me neutralizó por varias semanas. 

Lo cotidiano

No dejo de sorprenderme de cómo los seres humanos somos capaces de llevar una vida con sus sinsabores y alegrías a la par de tratar de desarrollar un esbozo de aporte que nos permita despegar del suelo en un intento heroico por abrazar otros ámbitos. Desde el anhelo de disfrutar la vida hasta poder dar orden a nuestras ideas, el desafío de existir pasa por insondables escenarios en los que la diversión y el semblante enjuto deben ir uno tras otro, en la medida que pasan las horas y los días. A veces me sorprendo de cómo somos capaces de asomar la más adusta de las disciplinas a la par de bailar en medio de la noche. Sócrates no temía al hecho de desplegar sus argumentos y controvertir las ideas de sus oponentes en el bullicio de la plaza. Ese era su sino y con él fue consecuente. Las repercusiones de asomar lo que pensaba y de sombrear a sus adversarios le generaron un costo elevado. El precio de pensar, que en su caso era pensar diferente a como lo hacía la mayoría no solo fue temerario sino mortífero. 

La vida es una fiesta

Con lámpara en mano, me asomo por los infinitos laberintos de las incertidumbres y agradezco encuentros reales y ficticios que me han permitido correr hacia adelante. En uno de esos intentos por correr, el tropiezo puede aparecer, lo cual nos obliga a minimizar la velocidad de la marcha. Cada vez que bajamos la intensidad de la carrera, la circunspección y la invitación a meditar aparecen. Hacemos uso de un buen bastón para caminar serenamente mientras vemos de cerca y a la distancia el camino de la realidad y sus múltiples posibilidades de materialización. Como en el teatro de máscaras, vamos ocupando roles dependiendo del fragmento del guión que nos corresponde representar. Por eso, podemos un día llorar en la mañana y destornillarnos de risa en la noche. El carrusel de emociones a veces anda con el piloto automático encendido. Imagino a Platón, viajando por el mediterráneo, incursionando en la política y el revés que eso significó. El genio fallido al momento de intentar materializar sus ideas. Ese ingenio pudo aterrizar en La Academia, en la cual logró enseñar y fomentar la admiración por las ideas. ¿Es posible que queden todavía espacios para la originalidad? ¿Después de la tormenta aparece la necesaria calma o solo es un espejismo?

La dolce vita

Los encuentros con lo artístico son un desafío que nos posibilitan ampliar la visión del mundo, como cuando nos acercamos a una buena película o nos refugiamos en un gran libro. Son islotes que nos permiten recorrer distintos escenarios mientras nos cobijamos en nuestro mundo interior. Esa intimidad se va expandiendo en la medida que logramos explorar los universos representados por lo creativo. El asunto logra su máximo clímax cuando podemos compartirlo con nuestros afectos cercanos. Entonces le colocamos combustible al fuego de nuestros intereses y se expande el gusto por aquello que vivimos y logramos, de esa forma, extraer hasta la última savia de lo experimentado. Esperar a Godot no es suficiente para los temperamentos que desean probar las mieles de la existencia. Existe en algunas personas un espíritu lleno de inquietudes que los predispone a asomarse a los más variados ámbitos. Un montón de aventureros marcaron el camino de quienes venimos después. Se les agradece el esfuerzo y se valora lo que hicieron. Otra postura sería menos que deleznable. 

Vida, tormento y celebración

Si la vida parece una fiesta o adquiere el carácter de ceremonia esquiva es un asunto de tiempo. En el arte de existir, bien se puede pasar de un extremo a otro en un santiamén. De ahí que la posibilidad de hacerle un guiño a la existencia o tratar de seducir al tiempo y hacer que juegue a nuestro favor, son tentaciones en las cuales, necesariamente, debemos caer. Sócrates desafía a los sofistas de su tiempo y los vence. Como consecuencia, es juzgado y termina por tomarse el veneno. En ningún momento se arrepintió de lo que hizo y lejos de conflictuarse con relación a la injusticia que se comete al juzgarlo, su Apología lo inmortaliza. Perturbado por la decisión de su maestro, una profunda herida habrá de marcar a Platón para siempre y su dolor cristaliza en un conjunto de diálogos en los que desarrolla ideas elevadas y rastreras y abre las puertas a una manera de conceptuar la realidad. 

Santiago de Chile, 08 de mayo de 2023.

 


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