Chamitas embarazadas
Escrito por Ignacio Ávalos Gutiérrez   
Miércoles, 04 de Agosto de 2010 08:20

altEn días pasados nos informaba la prensa que en Venezuela una de cada cinco mujeres embarazadas es adolescente,  un indicador que la coloca, en este drama de salud pública, en los primeros lugares en  América Latina.


I.
Freddy se fue de Caracas, tengo varias semanas que no sé nada de él, como que se asustó con esto, yo ya  tuve tremendo lío con mi mamá y tuve que irme corriendo a casa de mi tía y para completarla mis hermanos andan buscando a Freddy, le quieren caer a golpes por lo que me hizo, están arrechísimos.  

Menos mal que Chuíto se quiere venir a vivir conmigo,  le dijo a su vez la otra muchacha, también adolescente, él está buscando trabajo, aunque lo que tiene es segundo año de bachillerato, está enamorado de mí y confía en que saldremos  palante, tiene mucha fe en Dios y está buscando que el papá le eche una ayudita.  

Las oía conversar a ambas mientras esperaba, en la estación Capitolio, la llegada de un vagón que se había demorado más de la cuenta. Ambas estaban embarazadas y encaraban como podían, al parecer  sólo con las uñas, el nacimiento de sus hijos.

II.
En días pasados nos informaba la prensa que en Venezuela una de cada cinco mujeres embarazadas es adolescente,  un indicador que la coloca, en este drama de salud pública, en los primeros lugares en  América Latina.  Así, mientras andamos de revolución, un baño de realidad  nos deja ver que un porcentaje alto de nuestras chamitas, pertenecientes, sobre todo, a los sectores más pobres, terminan pariendo sin quererlo, sorprendidas por un ¿ azar ? que se da en una sociedad estructuralmente desacomodada e injusta. Repiten, como en fotocopia, una biografía en la que apenas inventan algún rasgo, la cual es posible a pesar de tantas buenas leyes, asomo de un país que no pasa de ser una mera aspiración, por ahora muy lejos de volverse realidad.

Estas madres adolescentes son, así pues -  y dejemos a un lado, por ahora, a los padres adolescentes  - parte de un paisaje social  hecho de relaciones familiares endebles,  niños descuidados, educaciones truncadas, destinos laborales dudosos, todo ello según un largo y angustioso rosario de consecuencias diagnosticadas y requeté sabidas, que limitan  posibilidades y multiplican obstáculos a lo largo de su vida.  Son parte de una sociedad, en buena medida descosida, que, aunque anda de revolución, ha dejado sin tocar aspectos medulares de su funcionamiento ( no hablemos, por ejemplo, de la inseguridad y de sus  miles de muertos de cada año).

III.
En este país de la desmesura política en el que ahora vivimos, el que proclama hacer historia en cada cosa que realiza su gobierno, el de las grandes batallas ideológicas libradas en decenas de sitios, preparado para guerrear con Colombia o enfrentar, rodilla en tierra, a los marines norteamericanos  en una eventual invasión, en este país solemne del Patria, Socialismo o Muerte ¡ Venceremos ¡,  enredado en la poderosa telaraña de las Grandes Palabras, no tenemos, así pues,  cómo cuidar a nuestras chamas e impedir que  sean mamás a destiempo, cómo enseñarles, al menos, el abc de la pedagogía sexual (no sé si se prefiera la instrucción en la guerrilla mediática), y mostrarles que la maternidad no tiene por qué ser  la desgracia de una circunstancia, extraída de un numerito de la lotería, sino una libre decisión tomada en el ejercicio de un derecho.

Por eso, aunque andemos de revolución, para estas chamitas embarazadas la  esperanza de una vida mejor sigue siendo chiquitica, como antes, cuando no andábamos de revolución.

HARINA DE OTRO COSTAL
Después del anuncio de la vacuna  producida por Jacinto Convit y su equipo, en el Instituto de Biomedicina,  y luego de oída la opinión crítica de algunas instituciones, así como de ciertos investigadores del área,  dejando ver sus dudas con relación  a su eficacia y, también, con respecto a la experimentación con algunos pacientes, el silencio se hecho dueño del caso y sólo se ha roto por una breve declaración del propio Convit, considerada insuficiente con  referencia a las demandas de información que se le hicieron desde diversos lados.
A todas éstas, las autoridades competentes no se han pronunciado, a pesar de ser éste un asunto de enorme interés público en el que se encuentran envueltos aspectos científicos y éticos de mucha monta y, además, la fe de innumerables enfermos de cáncer.


El Nacional/OyN


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