Cuba, Brasil y la ONU
Escrito por Antonio Sánchez García | @sangarccs   
Martes, 06 de Noviembre de 2018 00:00

altEn las diez oportunidades en que la representación del gobierno cubano ante la ONU ha llevado su resolución condenatoria al “bloqueo”

con que el gobierno de los Estados Unidos ha pretendido presionar a la dictadura para que ceda ante la aplicación inmisericorde de las medidas de fuerza y represión contra su pueblo, en esas diez oportunidades el rechazo al “bloqueo” ha sido prácticamente unánime. En esta última ocasión, ante la votación efectuada el 31 de octubre pasado, de 194 naciones integrantes del primer organismo multinacional del mundo, 192 fallaron a favor de la dictadura cubana. Y sólo dos: Los Estados Unidos e Israel se declararon a favor del “bloqueo”. Una figura más bien metafórica y simbólica, dado que de esas 192 nacionaes, ninguna ha dejado de mantener, de una u otra forma, sus relaciones políticas, diplomáticas y comerciales con la isla. Sólo el gobierno de los Estados Unidos ha hecho efectivo el bloqueo. Y dado que por esa misma razón el voto de los Estados Unidos no tiene mayor legitimidad, dado que resulta ser el principal indiciado del supuesto abuso y atropello a la integridad del régimen cubano reclamado por la tiranía, sólo se debe considerar el voto solitario del gobierno de Israel como plenamente válido.

¿Ha de considerarse que esos 189 países favorables a Cuba, por lo menos ante la Asamblea General de la ONU, son la fiel expresión de sus ciudadanías? ¿Y que esos miles de millones de ciudadanos, si sus representantes ante la ONU son enviados de regímenes democráticos y no dictatoriales o semi dictatoriales, como las tiranías africanas, orientales y suramericanas, que son representados por los gobiernos que eligieran, respaldan al régimen dictatorial imperante en Cuba?
Tengo las más serias dudas. Para remitirme sólo a los casos que me son más próximos: ni las mayorías de Venezuela, Colombia, Brasil, Argentina y Chile simpatizan con la tiranía cubana ni de haber sido verdaderamente representados por sus gobiernos lo hubieran hecho como lo hicieran las cancillerías de dichos gobiernos, abiertamente violatorios de la voluntad mayoritaria de sus electores.

Estamos, pues, frente a una elección de segundo grado, en la que los verdaderos inereses de los pueblos son violados por gobiernos oportunistas, manipuladores, acomplejados, cobardes y/o timoratos, que se dejan vencer por el chantaje de los sectores castrocomunistas de sus respectivas oposiciones y el monstruoso aparato mediático del progresismo mundial – el mismo que desatara hasta el día de hoy ininterrumpidamente la infernal campaña de infamias contra Jair Bolsonaro - y antes de velar por los intereses del hermano pueblo cubano, esclavizado desde hace sesenta años por una tiranía monstruosa, ya abiertamente expandida a las satrapías de Venezuela, Nicaragua y Bolivia, y los de sus propios pueblos, en su inmensa mayoría anti castristas, se arrodillan ante la manipuladora y ominosamente falaz narrativa de la tiranía cubana. Esgrimida como un amenazante estardante acontra los gobiernos de derecha o centro dercha que adversan. Si los pueblos de esos 189 países estuvieran verdaderamente a favor de la tiranía cubana, el mundo estaría teñido de rojo, con las asombrosas excepciones de Israel y los Estados Unidos, tal como deja ver el mapa divulgado por la maquinaria mediática de la tiranía. Y ya hubieran desaparecido del planeta ambas naciones.

Sirva el ejemplo de esta ominosa votación para dejar de manifiesto la absurda composición de la Comisión de Defensa de los DDHH, que ya carece de toda legitimidad real y auténtica. Y está imposibilitada por su propia conformación para servir a los fines de que la crearan. Ahora mismo agravada por la presencia en su presidencia de una abierta militante del socialismo marxista chileno, Muchelle Bachelet. ¿Cómo creerle a su Comisión de Derechos Humanos, si las dictaduras reinantes en el mundo forman gran parte de sus integrantes, y si en ella sesionan las tres grandes dictaduras latinoamericanas; Cuba, Nicaragua y Venezuela y está presidida por una defensora del castro comunismo?

Aún de mayor gravedad es la correspondencia especular entre esa representación filotiránica que constituye la mayoría integrante de la ONU y la hegemonía que los consejos de redacción de las grandes corporaciones mediáticas ejercen sobre la opinión pública mundial. La victoria de Jair Bolsonaro en Brasil, aún a pesar y en contra de la colosal campaña de descrédito impulsada en todo el mundo por los más importantes medios televisivos, radiales e impresos del planeta, demuestra ese mismo hecho palpable: existe un hiato aparentemente insuperable entre la opinión y la voluntad de los pueblos frente a la representación política, diplomática y mediática de esos mismos pueblos. Son estos las palancas de la grave manipulación que impide la emancipación de los pueblos. Son los enemigos objetivos de la libertad. Y los más poderosos aliados de las dictaduras gestadas en el Siglo XIX, vigentes en sus formas más totalitarias en el Siglo XX y aún sobrevivientes hoy bajo el enmascaramiento de seudo democracias, como las de China, Rusia, Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia.

Luchar contra esa omnipotente hegemonía filotiránica que domina el mundo es inmensamente difícil. Pero no imposible. Brasil nos acaba de dar la prueba. Sólo es de esperar que su ejemplo irradie, primero en la región, luego en el hemisferio y finalment en el mundo. La lucha por la libertad continúa siendo la mayor y más hermosa cruzada emancipadora de la humanidad. Debemos continuarla.

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