Informar en el ágora digital
Escrito por Eva Domínguez (La Vanguardia Blogs)   
Sábado, 01 de Agosto de 2009 06:02

altSi algo han puesto de manifiesto las redes y los medios sociales es que en internet no cuenta estar, hay que relacionarse. Comunicarse, conversar, compartir experiencias e información nos ocupa buena parte del día cuando vivimos en sociedad. Los lugares y las maneras en que la gente realiza estas actividades en internet están influyendo en la publicación y difusión de información. A la vez suponen un enorme reto para contrastar las fuentes y su veracidad.

La voz de la protesta

Cuando el ágora es pública y global, el impacto de la conversación se multiplica y la voz más lejana se escucha con claridad. El caso de las protestas postelectorales en Irán es uno de los más significativos, por el eco que ha tenido en los medios de comunicación. Los ciudadanos descontentos no sólo han protestado en las calles sino también en la red, allí donde han podido, pero de manera especialmente intensa en Twitter.

Durante días, Twitter fue un hervidero de actividad de protestas por el supuesto fraude electoral en Irán. Se podían leer mensajes de apoyo, de manifestantes informando de lo que allí ocurría, y también algunos en sentido contrario. Se crearon campañas para que los usuarios de la web cambiaran en sus datos de identificación la localidad en la que residían por la de Teherán. Muchos lo hicieron, como un acto de adhesión a la causa de los manifestantes.

La rapidez e intensidad de los mensajes sobre Irán y, supuestamente, desde Irán, le dio tal magnitud a la protesta que los medios de medio mundo se hicieron eco y, gracias a ello, también llegó a través de los medios tradicionales a la parte de la ciudadanía que no sabe qué es Twitter o no lo sigue, que es mucha.

Por lo tanto, el caso de Irán ejemplifica la capacidad que los medios sociales dan a los ciudadanos de a pie para llamar la atención sobre algún asunto, lo que puede influir en la agenda de los medios. En este sentido, es importante subrayar la relevancia geopolítica de Irán en la actualidad, que también explica la sensibilidad mostrada por los gobiernos y medios de muchos países. Otros movimientos ciudadanos similares en otras latitudes no han conseguido el mismo impacto.

Quiénes, cuántos, desde dónde

La protesta virtual ha sido considerable. Otra cuestión es saber a ciencia cierta cuántos usuarios de Twitter estaban realmente informando desde Teherán y cuántos eran iraníes en el exilio o simplemente simpatizantes de la causa que apoyaban y protegían así la identidad de los que sí lo hacían. Es decir, cómo distinguir la dimensión real de la protesta desde Irán respecto de la virtual, sin fronteras.

Identificar el origen de la fuente, saber si alguien es quien dice que es, si está donde dice que está y si lo que afirma es cierto o falso es especialmente complejo en el ágora digital. En el caso de Irán, como en otros, mientras unos informaban, otros daban versiones falsas. Para contrarrestar la intoxicación, algunos usuarios añadían en listas los nombres de aquellos que difundían intencionadamente datos falsos en webs como Twitspam.org.

Comprobar la identidad

Las suplantaciones de identidad en las redes sociales dan muchos quebraderos de cabeza. Una de las usurpaciones más conocidas ha sido la de la figura del Dalai Lama. Pese a que duró sólo unos días, la cuenta en Twitter consiguió un gran número de seguidores hasta que fue cancelada.

Si bien Twitter no lo permite en sus normas de uso y ofrece un canal para notificar los casos detectados, no ejercía ninguna comprobación. Para evitar mayores problemas, a partir de este verano pondrá en marcha un sistema de verificación de cuentas inicialmente destinado a proteger la identidad de gente conocida.

Comprobar la identidad y el origen de la fuente es, por tanto, una de las mayores dificultades en el ágora digital. No obstante, ofrece enormes oportunidades al mundo de la información. Antes de que una noticia se publique en un medio, alguien ya ha dado cuenta de ello en una red social.

Testimonios inmediatos

Cuando un vehículo arrolló a los espectadores del Día de la Reina de Holanda en la localidad de Apeldoorn, las primeras fotos del incidente se vieron en Twitter. Lo mismo ocurrió cuando un avión amerizó en el río Hudson, entre Nueva York y New Jersey. La foto de un testimonio fue la primera que vieron miles de usuarios. Son sólo dos ejemplos de una actividad muy común.

Los manifestantes de Teherán, los espectadores de Apeldoorn y los trabajadores neoyorquinos se convirtieron en testimonios directos de aquello que vivían. Lo podían contar, fotografiar y filmar. Pero no sólo en las informaciones de última hora, en los sucesos, los usuarios tienen protagonismo. Cualquier ciudadano conectado a una red social puede ser testimonio o fuente de algún tema informativo.

Oídos bien atentos

Algunos periodistas ya acuden al ágora digital para encontrar testimonios sobre temas que trabajan en profundidad. Las redes sociales son un enorme altavoz en una plaza pública llena de gente, de todo tipo, condición y lugar. No parece lógico desaprovechar una opción como ésta. Tampoco lo es no pegar la oreja a la conversación para saber qué le preocupa a la gente, de qué se está hablando en algunas redes.

Lo que la gente hace en internet, lo que dice y en qué contexto lo dice es cada vez más relevante. La influencia de las redes sociales se empieza a hacer evidente en el tráfico de muchas webs, que están viendo como una parte creciente de visitantes llega a sus páginas desde un enlace en una red social. Es decir, por una recomendación.

Por este motivo, ya hay medios que, además de utilizar las redes como canal de distribución, las integran en su servicio. Facebook ha creado Facebook connect para este fin. Un caso de aplicación es La Información, en el que se entra con la clave de registro propia del medio o con la que el usuario tenga en dicha red. Otros medios integran Twitter en su página, como hizo El País durante el funeral de Michael Jackson, por ejemplo, para que los lectores comentaran la ceremonia en directo.

Perder visitas o credibilidad

La rapidez y magnitud de la actividad de las redes sociales plantea muchos retos informativos. Contrastar y verificar lleva un tiempo que juega en contra de la instantaneidad que se exige a los medios digitales, por lo que la práctica habitual es publicar y después desmentir, si es preciso. Ante el riesgo de perder visitas, se corre el riesgo de perder credibilidad. Y no sólo en los medios digitales.

Contrastar con mayor rapidez exige estar muy al día de los sistemas y trucos para hacerlo. Comprobar el origen y la fiabilidad de las fuentes ha sido siempre una de las principales tareas periodísticas. Actualmente, esta tarea requiere más formación que nunca.


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