¡Ahora es malo ser rico!
Escrito por Anaís Caldera Rodríguez   
Martes, 28 de Julio de 2009 09:51

Es paradójico que mientras líderes de 186 naciones del planeta se comprometieron hace más de 10 años a trabajar en contra de la pobreza, para frenar el hambre que actualmente padecen 850 millones de personas en el mundo, en Venezuela ahora es malo ser rico y ostentar a una mayor calidad de vida que sólo se adquiere a través de la independencia económica, que jamás se conseguirá con un salario mínimo ni siendo un simple trabajador de las distintas instancias públicas y privadas que operan en la República Bolivariana de Venezuela. En consecuencia, se ofende a todo lo que huela a oligarquía y públicamente se le declara “el odio” que le poseen, mientras se atenta contra toda aquella propiedad generadora de riquezas y garante de producción, empleo, seguridad social y bienestar; es decir, todo eso capaz de detener el flagelo de la inanición, pues el hambre es producto de la pobreza y no de la riqueza.

Después de 10 años en el poder y luego de que se ha enquistado en la sociedad venezolana una nueva y pudiente clase social revolucionaria, ahora “es malo ser rico”, aun sabiendo que en esta época de crisis económica mundial y de una fuerte devaluación del bolívar, es necesario cada día ganar más dinero para poder accesar a una alimentación balanceada, transportarse de un sitio a otro y no convertirse en moroso en los pagos de los servicios básicos elementales. Son miles y millones de bolívares que actualmente se necesitan para vivir dignamente y lo ideal, para adquirirlos, es tener ingresos económicos que además de alcanzar para cubrir las necesidades básicas, también permita el ahorro y la inversión, pues cada ser humano sueña con avanzar económicamente, mas no decrecer, pues los seres humanos, por muy pobre que hayan nacido, luchan y estudian para superarse y alcanzar tanto el progreso material, como el intelectual y espiritual. Es lo normal. Lo anormal es creer que a la gente le gusta la pobreza y que se siente contento viviendo en un rancho sin servicios públicos y sin posibilidades de comer, estudiar y ni siquiera de dormir, por miedo a la delincuencia o que se le caiga su vivienda. También es falaz creer que a los pobres no les gustaría tener la posibilidad de cambiar por completo su sistema de vida decadente por otro pudiente y con acceso a todo lo que hasta el momento no ha podido obtener.

¿Por qué si ahora es malo ser rico, los seguidores de esa premisa no abandonan el poder, sus altos sueldos y bonos, además de los beneficios, las riquezas que éste les ha brindado y comienzan desde ya a ganar un salario mínimo, se convierten en buhoneros o simplemente dejan de ser altos funcionarios de gobierno y se transforman en un trabajador, amparado por los beneficios de la Ley Orgánica del Trabajo o cualquier contratación colectiva que ampara a los funcionarios públicos venezolanos?. Sería bueno que esto pasara, para que una vez por todas quienes dicen “es malo ser ricos”, sientan en carne propia el tener que vivir con un sueldo que oscila entre 799 y 1 mil 579 sí se es obrero; 1 mil 394 y 2 mil 879, si se desempeña como técnico o 1 mil 483 y 3 mil 187 si es profesional. Si eso sucediera, de seguro entenderían que lo único malo es ser pobre, porque la pobreza implica limitación en todo y hasta nulidad de la misma existencia. Nadie puede ser feliz con hambre, sin vestido ni calzado y, mucho menos, sin educación y libertad.

Ningún país puede desarrollarse si quienes lo gobiernan creen que “ser rico es malo”. No puede haber progreso, porque las políticas públicas dictadas siempre irán dirigidas a reproducir la pobreza y acabar con los pocos ricos de la nación, pues, esos mandatarios satanizan la riqueza y no entienden que si un gobernante logra que todos los habitantes del país que dirige, tengan un alto nivel de vida, eso sí es triunfo de su gestión, pero si convierte en pobre hasta los ricos, el gobierno es un fracaso, pues la pobreza sólo trae tristezas, miseria, hambre y muerte. Y si aun sabiendo las desgracias de la pobreza, se sigue diciendo que “ser rico es malo”, sus seguidores pueden permanecer tranquilos, porque en Venezuela es imposible que el 95 por ciento de sus habitantes obtenga riquezas, porque ese porcentaje poblacional no es dueño de ningún medio de producción. Unos forman parte del 9,8 de población desempleada; otros sólo obtienen el salario mínimo que no alcanza para cubrir la canasta alimentaria y, menos, la básica; otros están adscritos a la lista de buhoneros que ganan poco, debido a la proliferación de este oficio y a la poca liquidez monetaria que hay en la calle. Y los otros son profesionales, cuya profesión no les ha permitido elevar su condición social, porque lo que ganan mensualmente tampoco les permite vivir como ricos.

(*) Periodista


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