He estado mucho tiempo frente a este tema sin saber por dónde empezar... No sé en qué momento de mi vida la palabra patria empezó a trillar un camino entre el corazón y mi conciencia, pero fue en la alborada de mi niñez. La patria fue al principio algo borroso y distante... Cuando conocí a Bolívar encontré la patria y desde entonces el binomio se me hizo inseparable. Libro tras libro ella empezó a dibujarse en mi memoria y a tatuarse en mi alma. La patria era el Monte Sacro, Jamaica, el Decreto de Guerra a Muerte, Angostura, Carabobo... Hombres que regresaban de la muerte, desmontaban de sus cabalgaduras para escribir las leyes, organizar la hacienda pública, administrar justicia... Y un día supe que el motivo de ese grandioso esfuerzo lo inspiraba la obsesión de vivir en libertad.

La observo ahora dividida en pedazos, autocrática y militarista, unicameral... unipartidista... unicolor...Observo una insaciabilidad de poder en sus gobernantes, acostumbrados a recibir y a dar órdenes, sordos a los diálogos, ciegos a los espacios claroscuros que la vida va poniendo en el camino de los hombres. Me pregunto en cuál rincón de la historia se quedó dormida la patria de Bolívar, y en qué profundo abismo yace enterrado el genio libertario de Bolívar.

De aquel glorioso pasado sólo queda el recuerdo, la huella histórica que algún día volverá a emprender camino hacia una auténtica democracia, hacia un horizonte de vida libertaria, de justicia para todos, de respeto recíproco. Ese será el día en que Bolívar tendrá un panteón en el corazón de cada venezolano que lucha por un modelo de desarrollo en el cual el hombre sea más libre, la sociedad más justa y la vida más digna. La patria no es ni roja rojita, ni azul azulita, ni amarilla amarillita. La patria es multicolor, no tiene dueños ni caudillos, ni autócratas civiles o militares... ¡y si no fuese así, preferible sería morir antes que perderla!

A lo largo de su historia ha vivido más tiempo tiranizada que en libertad. Uno tras otro dictadores y autócratas han violado sus constituciones y sus leyes. Por eso en mi mente civilista no logran articularse la patria idealizada en el poema vital de Bolívar y la que hoy tenemos, antítesis de aquella y por eso afirmo, patria o muerte, porque es preferible morir por la patria que vivir sin ella.

(*): Ex alcalde de Maracaibo