Construir la nueva mayoría
Escrito por Manuel Barreto Hernaiz   
Sábado, 18 de Julio de 2009 06:55

altSon tan grandes los desaciertos, ineptitud y prepotencia del régimen, que éste ya no logra percatarse del desmoronamiento o caída de eso que se consideraba su prestigio internacional, tan sólo soportado por esos petrodólares que se fueron colocando a todo lo largo de la geografía continental.
Ya ha transcurrido una década interminable de errores, desatinos o torpezas, sempiternamente acompañados de insensibilidad y corrupción; demostrando una total incapacidad conciliatoria, desperdiciando la oportunidad que le brindó la historia de consolidar las reformas hacia una sociedad más justa que la mayoría de los venezolanos demandaba.

El lapso de confianza tan prolongado estuvo alimentado por los fabulosos ingresos que significaron los altos precios del petróleo y la recurrente promesa de gobernar en beneficio de los pobres, cuando la ineludible realidad nos indica que la pobreza se ha incrementado a niveles que amenazan con una explosión social. De cada diez personas económicamente activas, siete tratan de subsistir en la economía informal o no consiguen empleo.

Los servicios públicos se encuentran en situación de extrema deficiencia. Ya está presente una acumulación de insatisfacciones. Acá no se trata de visiones ideológicas, sino de problemas cotidianos y concretos. Acá en lugar de crear riqueza, empleos y una sólida estructura económica para consolidar los extraordinarios ingresos, se malbarató el porvenir de toda una generación, regalando dinero a sus amigos del extranjero y a sus secuaces, creando una nueva burguesía “revolucionaria”.

Ya el ciudadano común dejó de creer en ese argumento de que todo es culpa de los gobiernos anteriores y se niega a seguir dando crédito a las promesas presidenciales de que en el futuro las cosas mejorarán.

Si analizamos someramente todo lo ocurrido en ese lapso, el resultado se puede condensar en exceso de soberbia y desconocimiento de la historia, pues se hace evidente que el régimen pretende reeditar toda esa fallida -y dolorosa experiencia- de la Europa del Este, que se sustentó en la estatización de la economía, en la concentración de poder en un solo hombre o su grupo (la Nomenklatura) con un solo partido y la feroz represión a los opositores, llegando a criminalizar las protestas de los ciudadanos... tal como viene ocurriendo en nuestro país; a lo que debe sumarse la inexistencia de controles mutuos de los poderes públicos, con una Asamblea totalmente sumisa a las exigencias del Ejecutivo, y con un Tribunal Supremo totalmente subordinado al Ejecutivo. Todos los poderes están concentrados en el presidente y se ajustan a su voluntad.

Y ante este panorama, en conjunción con los temas álgidos, duros e ineludibles, que el régimen viene evadiendo -la inseguridad, el desabastecimiento y la inflación - se hace impostergable irse preparando, sin pausa pero sin prisa, para la próxima agenda electoral, construyendo una nueva mayoría, considerando que ya la gente está cansada de tanta demagogia, de tanta violencia y de tantos disparates.

Hay muchas labores por realizar para empezar a reconstruir nuestra democracia: fortalecer a los partidos democráticos, nutriéndoles con esa juventud que seguro logrará motivar a la ciudadanía. Pero la más importante consiste en formar mayorías cultivando pueblo, con la semilla de la concordia, sin demagogia, resentimientos, intolerancia ni sectarismos.


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