Oligarcas chavistas, ¡temblad! |
Escrito por Carolina Jaimes Branger |
Lunes, 06 de Julio de 2009 07:38 |
El discurso presidencial de estos últimos meses ha tenido como constante el estímulo al odio de clases. Chávez ha insistido de forma sistemática en dividir a “ricos” y “pobres”, “oligarcas” y “pueblo”, “burgueses” y “revolucionarios”, donde los primeros son los culpables de lo que les sucede a los segundos, un viejo método comunista de crear un enemigo a quien culpar de todo. Los ricos, los oligarcas y los burgueses han pasado a ocupar el puesto del “imperio” en la retórica chavista.
El cielo encapotado anuncia tempestad y el sol tras de las nubes pierde su claridad… ¡oligarcas, temblad, viva la libertad! (Himno de la Federación)
El discurso presidencial de estos últimos meses ha tenido como constante el estímulo al odio de clases. Chávez ha insistido de forma sistemática en dividir a “ricos” y “pobres”, “oligarcas” y “pueblo”, “burgueses” y “revolucionarios”, donde los primeros son lo “¡Me importa un comino lo que digan los ricos!”… “Los oligarcas, que son los enemigos del pueblo, creen, hacen o dicen tal y tal cosa”… “¡Que chillen los escuálidos!”… “La burguesía golpista y manipuladora que le ha arrebatado al pueblo lo que es suyo…”
Cada vez es más claro el discurso: lo que no tienen los pobres es porque se lo quitaron los ricos. Por supuesto, la noción de riqueza habida del trabajo – honesto, honorable y encomiable – no existe. Aquí, según Chávez, nadie ha trabajado. Lo que ha habido es una usurpación, un arrebato, un robo cruel y despiadado. Las historias de superación de obstáculos, de trabajo de sol a sol, de creación de bienestar, sencillamente no existen. Es que “ser rico es malo”, ¿lo habían olvidado?...
Las causas reales de la pobreza ni se mencionan. El fracaso en la lucha contra la pobreza del gobierno más rico que hemos tenido en nuestra historia se quiere endilgar a otros. Primero fueron los adecos y los copeyanos. Luego los Estados Unidos. Ahora son los ricos. Pero jamás, el gobierno. Jamás, los revolucionarios. Pertenecer al partido de gobierno es una garantía de impolutez a prueba de todo.
Yo espero que aquí se imponga el deseo de paz que siempre ha imperado en el pueblo venezolano, pero no deja de preocuparme la instigación al odio como política de gobierno, pues una chispa basta para encender un fuego de grandes dimensiones. Esos incendios terribles que vemos en época de sequía empezaron por un vidrio, por una chispa, por un cigarrillo.
Supongamos por un momento que aquí se inicie una revuelta de pobres contra ricos, que exacerbados por las palabras de Chávez, salgan a quitarles a esos ricos lo que supuestamente era de ellos. ¿Terrible, verdad?... Porque nunca se sabe cómo terminan esos eventos. Generalmente son una tragedia.
Y los primeros preocupados deberían ser los nuevos ricos chavistas, por cierto los más escandalosos en dar muestras obvias de riqueza. Hoy en día les pertenecen las casas más grandes, construidas o remodeladas sin escatimar recursos, los vehículos más lujosos, los accesorios más caros del mundo, por enumerar unos pocos renglones. Son ellos quienes muy “socialísticamente” viajan en primera clase y gastan en divisas extranjeras que exceden en cientos de miles de dólares o euros los cupos de Cadivi, y no tienen el más mínimo pudor en disimularlo.
Si en Venezuela, Dios no lo quiera, se diera una revuelta popular, ellos serían los primeros afectados. Porque las turbas no van a tocarles las puertas y preguntarles si ellos están con la revolución o no. No me imagino una escena de gente dispuesta a saquear, tocando el timbre:
-Buenos días, disculpe usted… queremos saber si está o no con la revolución, para saber si lo saqueamos o no…
- Con su permiso, estamos realizando una encuesta para saber en cuáles quintas (o apartamentos) vamos a entrar… ¿el dueño de este inmueble es socialista de los del siglo XXI?...)
Y aunque haya en un principio blancos reconocibles o destinos prefijados, es imposible que esas situaciones se vayan de las manos.
Sencillamente, si se da lo que no queremos que suceda, entrarán a recuperar lo que el Presidente les dijo que era de ellos… y tal vez en muchos casos no se equivoquen. ¿Será que nunca se han imaginado que esto les pueda suceder?...
El cielo encapotado anuncia tempestad… Oligarcas chavistas ¡temblad! ¡Viva la libertad! |
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