Estamos muy cerca del fin de año. Vale la pena, entonces, hacer un análisis serio de lo acontecido en el 2023, políticamente hablando.

La pregunta de rigor sería, ¿Hemos podido avanzar las fuerzas opositoras? ¿Hemos progresado en nuestro afán de reimplantar un régimen democrático en Venezuela? ¿Hemos podido convencer a la gran mayoría que la ruta es electoral y que no es posible utilizar atajos, dejarnos llevar por aventuras políticas y mucho menos por cantos de sirena que nos induzcan a alterar nuestros objetivos?

Con altibajos y algunas dificultades, hemos logrado avances, triunfos y, sobre todo, el despertar de un pueblo que se hallaba adormecido en los catres de la frustración y la incredulidad. A fin de cuentas, estamos obligando al régimen a no hacerse el loco con lo acordado en Barbados y de no salirse de la ruta electoral. Por supuesto que sería muy ingenuo e infantil creer a pies de juntillas que el gobierno accederá mansamente a cumplirlos. De modo que nos esperan días muy duros, de resistencia, de no extraviar la brújula política y, sobre todo, a pesar de las dificultades y barreras, de no perder la esperanza. 

Claro que hemos avanzado. Tal es el caso de las primarias, realizadas exitosamente, a pesar de las amenazas, saboteos e inescrupulosas conductas asumidas por dirigentes políticos, incluso de la oposición. La contundente victoria de María Corina Machado, con un porcentaje arrollador, compactó, digan lo que digan, las fuerzas opositoras. Y es que nadie en su sano juicio puede desmeritar, en primer lugar, la labor de quienes organizaron tan importante proceso electoral, y luego, la realización del mismo y su desenlace. 

Tenemos candidata, unidad, ganas de triunfar y, por encima de cualquier eventualidad, la inquebrantable aspiración por construir un país mejor. 

Hemos avanzado mucho. La Venezuela de hoy es muy distinta a la del año anterior. Sin caer en comparaciones y datos, por demás sabidos, el solo hecho de tener esa vocación y voluntad, tenaz, inflexible e irrevocable, de derrotar al gobierno en las urnas, nos hace concluir que estamos en mejores condiciones y en las puertas de un nuevo tiempo. 

María Corina Machado no es solo una candidata. Tampoco una aspirante más a la presidencia de la república como en aquellos tiempos de ejercicio democrático. No. Detrás de su candidatura hay todo un enorme colectivo, más allá de los partidos u otras organizaciones políticas, en el que cada día toma más conciencia de su responsabilidad y de su imprescindible papel en esta compleja hora. 

Sin duda, hemos avanzado mucho. Además del optimismo, de la seguridad con que actuamos y a pesar de las zancadillas, pretendidos impedimentos y estorbos, lo cierto es que tenemos una voluntad indetenible para restablecer la democracia. 

Que esta navidad nos depare la paz y unión tan necesarias; que la libertad de todos los presos políticos se convierta en una realidad y que nos rencontremos todos en ese gran deseo de libertad y democracia. Felices Pascuas! 

|*|: Especial para www.opinionynoticias.com