Politiqueros que no entienden de Economía
Escrito por Antonio José Monagas | X: @ajmonagas   
Sábado, 09 de Septiembre de 2023 00:00

altSería imposible concebir la política sin la economía.

Es tanto como decir que una no podría imaginarse una sin la otra. Entre la economía y la política, existe tal grado de avenencia, que resultaría difícil interpretar la naturaleza de un fenómeno político o económico sin la identidad funcional que categoriza ambas ciencias en un todo conceptual, metodológico y operacional.

Por tanto, es absurdo considerar a una por encima de la otra cuando sus implicaciones son incluyentes desde la dimensión de la univocidad. No hay de otra, por cuanto entre sus efectos se establece una conexión sólida, precisa y clara lo que permite que su vinculación haga que la inferencia de una complemente la respuesta de la otra.

La complicación se da cuando el pragmatismo sobre el cual se depara la movilidad de la economía y la política, provoca la incubación de múltiples problemas. Lo peligroso, surge cuando la política es desplazada por la politiquería en una suerte de apuesta convocada por agentes de la improvisación, la charlatanería y de la ignorancia. Políticos improvisados o politiqueros de mala cuña.

Si bien estos hechos opacan realidades y excluyen actores dispuestos a arriesgar sus propuestas a favor del orden de procesos supeditados al comportamiento racional de la economía o la política, entonces no hay duda de que sus reacciones solaparían negativamente decisiones y procedimientos que, en su esencia, serían respetuosos de la naturaleza o condición de cualquier ciencia que refuerce planeamientos de otra.

O que se complementen, como es el caso de la política y la economía. Pero en caso contrario, ello terminaría en un choque de conceptos y de operaciones que sólo traerían fuertes enredos capaces de alimentar y vigorizar el resentimiento y la ojeriza de hombres mañosos y malvivientes del poder político desde escaños de alto nivel.

Venezuela, ejemplo patético

Caso penosamente representativo de dicha situación, es Venezuela vista desde la perspectiva de su gobierno. La politiquería asumida como eje de la gestión gubernamental del régimen político, desmanteló la institucionalidad sobre la cual se edifica la relación política-economía.

La politiquería venezolana, embutida con el remoquete que traza su saludo “bolivariano, socialista, revolucionario, antiimperialista y profundamente chavista” (profundamente ridículo), no entiende de economía. Ni siquiera sus principios básicos. Menos los postulados pautados por la teoría económica. Tampoco, quienes desde las alturas del poder político, actúan disfrazados de “economistas” pues son perfectos ignorantes del funcionamiento de concluyentes preceptos que deparan la dinámica de la economía. Sin embargo, autorizan medidas económicas que como politiqueros ufanados de sabérselas todas, decretan.

He ahí la razón para comprender la gravedad de la crisis venezolana toda vez que esos usurpadores de oficio, creen que sus decisiones garantizarían el reacomodo del país en todas sus formas. Cuando lejos de eso, Venezuela anda perdida y dando tumbos por doquier. Todo, por la desfachatez y desvergüenza de politiqueros que no entienden de Economía.


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